"Prefiero que nos toque Argentina antes que Croacia", asegura Martin, un aficionado francés que, con la tradicional "baguette" bajo el brazo y la camiseta blanca de rayas azules canta en la Plaza Roja de Moscú himnos de su selección.

Francia es la única de las grandes selecciones que se ha clasificado sin problemas para los octavos de final del Mundial de Rusia y frente a Dinamarca dirimirán si acaban primeros o segundos la fase de grupos.

La afición piensa ya en el siguiente rival, que puede ser Croacia, virtual primera del grupo D, Argentina o Nigeria, que se jugarán la otra plaza del grupo en un duelo esta misma tarde en San Petersburgo.

En la afición francesa ha calado hondo que la "albiceleste" no es el rival más difícil, mientras que el orden y el buen juego desplegado por Croacia sí asustan.

"A los croatas no los quiero ver ni en pintura", señala Philippe, boina calada en la cabeza y una bandera tricolor sobre sus hombros.

"Bueno, si se despierta Messi,...", le interrumpe Jean-Yves, vestido como sus amigos con la típica estética francesa. "Hasta con Messi, creo que Croacia es superior", reitera Philippe, el más convencido de que es mejor no encontrarse con los de Luka Modric e Ivan Rakitic.

Los aficionados franceses se han dejado ver poco en la primera fase del Mundial. Particularmente pobre fue su representación en el segundo duelo contra Perú en Ekaterimburgo, cuando apenas se veía algo de color azul en el océano "blanquirrojo" en el que sumergieron los peruanos la ciudad y el estadio.

"La gente se reserva para lo que llega. Hay mucha fe en esta selección", señala Marie, que vive en Moscú y verá a Francia frente a Dinamarca.

En la Plaza Roja varios grupos imponen los cantos franceses, mientras que apenas se escuchan daneses.

La selección de Didier Deschamps no ha jugado bien pero ha ganado sus dos primeros duelos. En la memoria de los aficionados está la pasada Eurocopa, jugada en su propio país, que también comenzó mal pero no se acabó hasta la final.

Entonces perdieron contra Portugal, pero en Francia caló ese espíritu, que revivió el de 1998, cuando el entonces seleccionador, Aimé Jacquet, fue denostado en la primera fase antes de que le subieran a un pedestal cuando llevó al país a ganar el primer Mundial de su historia.