Cristiano Ronaldo sigue empeñado en hacer valer su ley en el Mundial de Rusia, la de la eficacia y la pegada ante las porterías rivales. Si ante España salvó un empate agónico con un triplete, frente a Marruecos le dio a Portugal una victoria sufrida pero imprescindible que además significa la eliminación de su rival. La victoria para Portugal es cumplir el guion marcado tras la igualada con España, dar un paso hacia los octavos de final. La derrota para Marruecos significa entonar la despedida del torneo con dos derrotas y sin opciones de progresar. Casi sin entrar en calor, Cristiano Ronaldo ya había impuesto su ley al rematar un centro desde la derecha de Moutinho (tras tocar levemente Bernardo Silva en el saque de esquina) y rematar de cabeza desde el área pequeña, al zafarse del central luso-marroquí Manuel da Costa, muy "tierno" en esa acción. Marruecos no se arredró. Apretó y apretó. Trató de acogotar a Portugal y durante muchos tramos lo consiguió, pero el vigente campeón de Europa lo fue por sacar adelante partidos como este, en los que no brilló pero ganó.