Tenía apenas 5 años cuando, en un campo de críquet en Melbourne, un acontecimiento marcó su destino. La selección de Irán, con goles de Karim Bagheri y Khodadad Azizi, empató contra Australia y consiguió el billete para el Mundial de Francia''98 dos décadas después de la última vez. Era el 29 de noviembre de 1997 y ese día Alireza Jahanbakhsh supo que sería futbolista y que vestiría, de mayor, la camiseta de su selección. "Ese día descubrí lo importantes que eran el futbol y el Mundial", ha reconocido.

El siguiente empujón se lo dio su padre. Veían juntos por televisión un partido del combinado iraní en Alemania''2006 y se dirigió a él en tono serio: "Alireza, mi sueño es que un día seas tú el que juegue un Mundial". Aplicado, aquel muchacho que ya se había decantado por el fútbol tras probar otras modalidades, fichó por el Damash Gilan. El modesto club próximo a la localidad de Jirandeh, de apenas 3.000 habitantes y situada a casi cuatro horas por carretera de Teherán, le hizo profesional a los 17 años. Debutó en la Liga Pro y pasó a compartir vestuario con un histórico del fútbol iraní: Mehdi Mahdavikia. "Le abrumaba con preguntas. Quería saberlo todo", cuentan algunos testigos. "Alireza tiene mucho de Mahdavikia. Él lo sabe, aunque su ídolo verdadero, como el de todos los goleadores iraníes es Ali Daei", desvelan otros.

Las primeras convocatorias con las selecciones inferiores de Irán comenzaron a despertar el interés de los ojeadores europeos. El NEC holandés se decidió y le hizo un contrato por tres años. Marcó seis goles en su primera temporada y el doble en la segunda para colaborar decisivamente en el ascenso a Primera. Entonces surgió el interés del AZ Alkmaar y dio el salto. "Siempre sigo mi corazón", dijo entonces. Ya había disputado unos minutos en el Mundial de Brasil 2014. Pero no era suficiente. Quería ser protagonista.

Esta campaña recién finalizada ha sido la de su consagración. Desde la posición de extremo, preferiblemente por la derecha, ha sido capaz de anotar 21 goles y dar 12 asistencias. Se convirtió así en el "pichichi" de la Eredivisie por delante de futbolistas con más nombre como el mexicano Hirving Lozano (PSV). Tiene solo 24 años, pero Jahanbakhsh ya sabe que cambiará de aires después de Rusia. Inglaterra (hasta cinco clubes se han interesado) o la Real Sociedad pueden ser su nuevo destino. Nekounam, Masoud y Ansarifard, estos dos últimos con él en Rusia, ya saben lo que es jugar en España.

Rápido, de ruptura, con olfato de gol y una gran definición, la perla iraní no está exento de personalidad. Hace unos días, se puso al frente de la protesta de los jugadores de su selección contra la multinacional Nike, que les había negado las botas por las sanciones del Gobierno Trump a Irán. "La política no tiene que ver nada con el deporte. Siendo honestos, en realidad no nos importa. Lo que hizo Nike es un poco irrespetuoso", explicó desvelando que se había enviado una protesta firmada a FIFA y la empresa estadounidense.