¿Cómo felicitar a alguien que acaba de ser goleado y cómo decirle que el segundo partido enfrentaremos a un rival similar?.

Estas son las primeras encrucijadas que dejó a Hernán Darío Gómez una fecha doblemente especial: la primera aparición de Panamá en una Copa del Mundo, y su quinto Mundial desde el banco: a los de 1990 y 1994 fue como ayudante de Pacho Maturana, en el de 1998 ya dirigía en propiedad a Colombia y en el de 2002 metió por primera vez a Ecuador.

El 18 de junio de 2018 en Sochi era una día histórico para panameños y su seleccionador.

El colombiano agrandó su leyenda el día del debut en Rusia pues llegó a 233 partidos al frente de equipos nacionales y se afirmó en la quinta posición de los seleccionadores con más encuentros.

Los que están arriba de Gómez en la lista son el checo Milan Mácala (245), el brasileño Carlos Alberto Parreira (251), el francés Claude le Roy (286) y el serbio Velibor Milutinovic (286).

Pero el de este lunes fue, entonces, un día raro.

"La ilusión que se veía en los ojos de los jugadores panameños", según describió posteriormente el español Roberto Martínez, entrenador de Bélgica, terminó destrozada por la goleada de 3-0 desatada en el segundo tiempo.

Gómez, ''el Bolillo'', como es conocido en su país, sorprendió por su franqueza tras el partido jugado en el estadio ''Fisht'' al admitir que pudo haber sido peor el desenlace, "con seis o siete goles".

Pero matizó que si el portero Thibaut Courtois hubiera dejado pasar dos, o una de las oportunidades que generaron sus pupilos, "otra cosa se hubiera visto en el marcador".

"Claro que Bélgica tuvo muchas oportunidades más, pero al final un 3-0 no se ve tan mal frente a lo que se esperaba", agregó el entrenador nacido en Medellín hace 62 años.

Y si Panamá pasó la primera tormenta sin sufrir muchas averías, el problema para la comisión técnica es neutralizar los posibles efectos colaterales en sus jugadores, especialmente los psicológicos.

En otras palabras, preparar a los jugadores para el 24 de junio, cuando deberán poner cara a Inglaterra. "Más de lo mismo", según el seleccionador

Si los panameños lo sabían desde el sorteo del Mundial, ahora que ya lo vivieron de primera mano, han entendido que el impacto es diferente.

Primero, porque ha quedo en evidencia la diferencia física entre los debutantes y su rival, uno de los equipos candidatos a conquistar el título.

"Los europeos pueden jugar cien minutos, a nosotros nos cuesta llegar a los noventa", dijo.

Si este aspecto no ayuda, también hay que considerar que entre las 32 selecciones clasificadas a la fase fina de la Copa del Mundo, Panamá tiene la plantilla con mayor edad, al registrar una media de 29,4 años.

El delantero Blas Pérez y el central Felipe Baloy tienen 37 años, uno más que el ariete Luis Tejada y el portero Jaime Penedo. El mediocentro Gabriel Gómez tiene 34 y el capitán Román Torres 32, así como 30 Armando Cooper, por citar algunos habituales del once titular.

La soledad de Hernán Darío Gómez queda expuesta mientras afuera de la concentración desfilan centenas de aficionados panameños embriagados por el momento sin antecedentes que vive su fútbol.

Ahora sus dudas pasan por la incertidumbre de lo que puede resultar bueno o malo a la hora de ganar experiencia.

¿Una goleada más abultada ayudará a una generación mayor que ha llegado a Rusia para debutar en una Copa del Mundo y días después se despedirá de la selección?

Al fútbol panameño le falta más, mucho más que corazón e ilusión, ha advertido el exseleccionador de Colombia, Ecuador y Guatemala, que debutó con la Roja el 31 de mayo de 2014.

Después de la prueba de fuego con Inglaterra, la campaña de ''los Panas'' cerrará el 28 de junio frente a Túnez, nada fácil pues ese país acumula una historia de cinco mundiales, como los que ahora acumula ''el Bolillo'' Gómez.