El Real Valladolid es el club que más promociones de ascenso ha disputado en la historia, un total de cuatro, y, tras superar al Numancia, estará de nuevo en Primera tras largos cuatro años de ausencia, por lo que el club necesitaba ya volver a estar entre los grandes.

Dicen que para creer hay que sentir la necesidad de creer y Pucela la tenía. Valladolid empezó a creer de la mano de Sergio González y el gigante se ha despertado tras protagonizar una espectacular mutación.

A mediados de abril llegó a Pucela Sergio González para sustituir a Luis César Sampedro. Sergio ha sido, junto a la plantilla y su espectacular reacción, el "hacedor" de este renacimiento.

El cambio que ha experimentado el Real Valladolid desde la llegada de Sergio ha sido espectacular, enseguida dio el técnico catalán con un once tipo, equilibró el equipo y acabó con la sangría de goles encajados.

En el momento de su llegada, una plantilla decaída ocupaba la undécima posición, a tres puntos del último puesto que otorgaba el derecho a jugar la fase de ascenso a primera.

Lo del técnico catalán es mucho más que su "uniforme de la suerte": pantalón vaquero, camisa azul celeste y camiseta interior blanca, que se pone por superstición, ya que es de esos deportistas que repiten cada gesto para no ahuyentar a las victorias.

La metamorfosis ha tenido nombres propios, varios jugadores que han estado en el banquillo o en la grada media temporada y que en los últimos partidos han sido protagonistas. Son los casos de Toni Villa, Nacho González o Michel Herrero. Por esas cosas del fútbol, estuvieron en la sombra y los focos, de repente, giraron hacia ellos

Sergio, exjugador que llegó a ser internacional con España y que como técnico había dirigido sólo al Espanyol, ha sorprendido en Pucela por su forma de "llegar" a los jugadores, los que juegan y los que no. Los convenció de lo imposible.

El equipo empezó llevando con abnegación la etiqueta de tapado en esta carrera por el ascenso para acabar "explotando" tras hacer un ejercicio de paciencia, trabajo, calidad y humildad muy notables.

Todo empezó en Oviedo. Con "los astros" alineados en su contra, el Valladolid viajó el pasado 19 de abril a la capital del Principado para enfrentarse a un equipo que, en aquel momento, ocupaba puesto de promoción.

Desde el minuto uno fue a por el rival y se veía que aquello terminaría con final feliz para un equipo que deambulaba ya con media estocada en sus aspiraciones.

Después llegó otro rival directo, el Cádiz, y sobre el tiempo reglamentado, empató un partido que bien pudo perder por goleada. La suerte no acompañaba pero el equipo siguió a lo suyo. Siguió ganando y cuando perdía, como en Zaragoza (3-2), no lo mereció.

Demasiadas temporadas en Segunda para un club que no hace tanto fue el Europucela, que ha ganado una Copa de la Liga, que ha jugado finales de la Copa del Rey, que ha goleado a los grandes varias veces. Aquí y allí.

Además, por su historia han pasado muchos jugadores internacionales en los últimos tiempos, como Fernando Hierro, Eusebio Sacristán, José Luis Pérez Caminero, Aritz Aduriz, Víctor Manuel Fernández, César Sánchez, Gaby Moya o Juan Carlos Rodríguez, entre otros.

Extranjeros como René Higuita, Carlos Valderrama, "Mágico" González, Gabriel Heinze, Patricio Yáñez o "Polilla" Da Silva también vistieron de blanquivioleta y dejaron más o menos huella. La lista de ilustres sería mucho más numerosa, pese a que nunca ha sobrado el dinero en el Valladolid para ser un equipo "arrimado" a los focos o excesivamente mediático.

Sin embargo, pocos clubes de este tamaño pueden presumir de haber tenido jugadores de semejante calidad en las últimas décadas, es una entidad más grande de lo que parece. Y es por ello, que cuesta muy poco que la afición se reactive, se enganche o se "ponga las pilas", tal y como ha sucedido hoy. Nadie lo dudaba. Valladolid celebra ya un nuevo ascenso.