A las puertas del partido de cierre de la temporada, Raúl Cámara hace un análisis del camino recorrido por el Tenerife desde que inició la Liga 17/18 siendo uno de los favoritos a lograr el ascenso hasta la reciente pérdida de ese objetivo.

Dadas las circunstancias, ¿viene bien que acabe ya la temporada?

Nos hubiera gustado estar peleando por algo más bonito, pero no pudo ser. Llegamos con opciones hasta casi el final, pero esto es deporte y hay mucha competencia e igualdad. El objetivo era el de mejorar lo que hicimos el año pasado, y era muy complicado. No lo conseguimos y nos queda acabar lo mejor posible, descansar y volver con las pilas cargadas.

Acabarán como un equipo de media tabla. ¿Le parece justo?

En la Liga, la posición que tienes es la que mereces. Si nos tenemos que quedar ahí, ni bien ni mal. Pudimos haberlo hecho mejor. Tuvimos un déficit de puntos muy grande al principio y lo mejoramos luego, pero prácticamente no teníamos margen de error.

¿Con qué relaciona ese déficit de puntos que se produjo?

Sobre todo, nos faltó regularidad fuera de casa. En el Heliodoro sí fuimos bastante fiables, pero a domicilio no fuimos regulares y eso nos penalizó bastante. En una Liga pasas por muchos momentos, por altibajos, y hay pequeñas evoluciones, pero no supimos ser un equipo regular y ni fiable, que es algo necesario para estar arriba.

¿Esperaba otro rendimiento teniendo en cuenta que continuó el mismo entrenador y repitió gran parte de la plantilla?

Se fueron compañeros importantes, aunque el club los supo suplir. Pero el equipo no fue tan fiable como la temporada pasada, no estuvimos al mismo nivel, la suerte no nos acompañó, tuvimos lesiones... Tampoco son excusas, porque el rendimiento es nuestro y no estuvimos al nivel de la temporada pasada. Con todo esto, tuvimos la oportunidad de meternos. Y me viene a la mente el partido con el Huesca, que se nos escapó por decisiones arbitrales. Esos tres puntos nos habrían dado la adrenalina suficiente para engancharnos. Fue un golpe duro.

¿Creyeron realmente que se iban a clasificar para la promoción?

Sí, porque cogimos una racha muy buena y nos pusimos a tres o cuatro puntos del sexto. Pero también sabíamos que si perdíamos, podíamos quedarnos otra vez muy lejos. El partido con el Huesca nos habría dado ese último empujón. La inyección de moral habría sido muy fuerte. Después lo volvimos a tener en nuestras manos: se nos escapó el partido con el Almería, en Reus no conseguimos ganar... Ahí pensamos que ya estábamos muy descolgados, pero siempre hay que creer hasta el final.

¿Notó mucho desánimo?

Cuando se genera tanto pesimismo alrededor del equipo y hay gente que parece que tiene ganas de que las cosas nos vayan mal, la plantilla lo nota. Si pierdes en Vallecas y ves portadas que reflejan que ya se acabó todo y que le habíamos dicho adiós al objetivo, te afecta. Es un pesimismo que afecta al equipo y al club. Y luego vimos que si le hubiéramos ganado al Almería y al Reus, habríamos podido pelear hasta el final. Evidentemente, no le echo la culpa al entorno, pero tanto los de fuera como nosotros pensamos que no teníamos opciones después de perder en Vallecas y todavía quedaban muchos puntos en juego.

Mencionó antes las lesiones.

Hemos tenido una plantilla muy amplia y con muchas alternativas. Llegaron jugadores que podían marcar diferencias y suplir a Amath, Gaku o Choco, gente de ese mismo nivel, pero no tuvimos la suerte de poder contar con ellos en todos los partidos. En una Liga tan igualada, eso se nota, aunque no sé cómo se podría medir en cuanto a puntos y estadísticas.

¿Pesó tanto comenzar la Liga siendo candidatos claros a subir?

Llevo mucho tiempo jugando en Segunda División y cuando me han preguntado sobre esta cuestión, estando en proyectos ambiciosos, siempre he dicho que el objetivo era llegar a los 50 puntos, que es algo muy complicado independientemente del equipo en el que estés o del presupuesto. A partir de ahí sí te puedes marcar los objetivos. En nuestro caso, la temporada pasada nos quedamos a las puertas del ascenso y dimos un rendimiento alto, y cuando estás tan cerca, tienes esa obligación. No era de recibo decirle a la gente que nos íbamos luchar por ello después de habernos quedado a un gol de subir a Primera. Encima, la plantilla se mantuvo en un 70 por ciento y las incorporaciones fueron de mucho nivel. En septiembre era normal decir que aspirábamos a lo máximo.

Se habló mucho de la pérdida de intensidad del equipo con Martí y de la recuperación de esa cualidad con Etxeberria. ¿Se le ocurre la manera de explicar el cambio en términos futbolísticos?

Muchas veces, el fútbol depende de las dinámicas, de las rachas o de la suerte. Este equipo se ha caracterizado siempre por ser dinámico y por querer apretar y jugar. Con y sin balón hemos sido agresivos, pero hay momentos en los que puede que no te salgan las cosas o no tengas confianza. Cuando vino el míster (Etxeberria) se produjo un cambió de aire y de dinámica, vinieron compañeros que nos aportaron bastante y el equipo empezó a ganar, pero con Martí también fuimos intensos y tuvimos buen manejo del balón.

¿Ve bien que siga Etxeberria?

Ha hecho un trabajo muy bueno y los resultados le avalan.

Se despiden ante el Albacete. ¿Preferiría enfrentarse a un rival que no se jugara la permanencia?

Prefiero enfrentarme a un equipo que se esté jugando algo, porque te va a exigir más, que disputar un partido de trámite. Ellos se juegan muchísimo y sabemos que nos pasarán por encima si no salimos con intensidad.

¿Y si se pone en su lugar?

Sé que lo estarán pasando mal, porque llegar al último partido jugándote tanto es complicado, pero eso significa que durante la temporada no hiciste bien los deberes. No me gustaría estar en su piel por tener que jugarse todo en la última jornada y hacerlo en un campo complicado como el Heliodoro. El fútbol tiene estas cosas.

Se ganó continuar en el Tenerife. ¿Volverá tras las vacaciones?

Si Dios quiere, sí. Cuando uno va cumpliendo años, va pensando que le pueden quedar menos temporadas en el fútbol, pero tengo intactas las ganas y la ilusión. A diario voy disfrutando más de cada momento, de cada partido, de cada rato con mis compañeros... Me siento un privilegiado.