Llegaba lanzado el Tenerife a las últimas siete jornadas de la Liga 13/14 en Segunda, metido en puestos de "playoff" y haciendo cuentas incluso para inquietar a Eibar y Deportivo de La Coruña, los propietarios de las plazas de ascenso directo. Parecía intocable después de remontar ante el Numancia en casa (3-2) y, sin embargo, no volvió a ganar.

El miedo a que se repita el camino de entonces y la próxima campaña se vea comprometida se ha instalado en el entorno, que el pasado sábado ya se mostró crítico con la falta de intensidad de los blanquiazules ante la UD Almería. En estos cuatro partidos hay algo más en juego que los doce puntos y quedar lo más arriba posible en la clasificación. Está el crédito del entrenador, Joseba Etxeberria, y el de algunos de los componentes de la plantilla. Técnico y jugadores lo saben. Por eso prometen no dejarse ir.

Pero los fantasmas del pasado ya están ahí después de perder en León ante la Cultural por tres a dos, en casa contra el Huesca (2-4), repetir derrota en Vallecas (3-1) y empatar sin goles ante el Almería. Son cuatro jornadas sin ganar, que han provocado el adiós virtual al "playoff" y la lejanía de aquella versión ilusionante que consiguió montar el técnico vasco semanas después de su llegada. Antes de llegar al Reino de León, el Tenerife había ganado siete encuentros, empatado uno y perdido otro desde el cambio de entrenador. Eran 22 puntos de 27 posibles. Ahora, ha pasado a 1 de 12 en las cuatro jornadas posteriores.

Los parecidos también son razonables en cuanto a los méritos adquiridos en el juego y la polémica con los arbitrajes. En la 13/14, la mala racha final de los insulares comenzó con un discutible penalti pitado a favor del Jaén en el tiempo de prolongación de la segunda parte. Una semana más tarde ganó el Girona en el Heliodoro siendo inferior a los de Álvaro Cervera, que también cayeron en Las Palmas en los últimos minutos sin Ayoze Pérez y con un penalti de Barbosa a Aridane que no vio el colegiado. Córdoba y Sabadell también necesitaron un único gol para tumbar al Tenerife, que se estrelló con los palos en ambos partidos. En la Nova Creu Alta, el árbitro perdonó la expulsión al portero local Nauzet Pérez antes del descanso.

Dos nuevas derrotas elevaron a siete la mala racha, algo que se recordó en el inicio de la siguiente campaña con encendidas críticas al técnico. Aquel curso empezó torcido, algo que da miedo repetir.