Qué pena de temporada. El Tenerife dijo ayer adiós virtual -solo le quedan los números- a sus posibilidades de jugar "playoff" y lo hizo mostrando sus credenciales como equipo, rebelándose contra el tiempo perdido. Es obvio que ha llegado tarde a la Liga. Es casi imposible que un equipo que desperdicia media temporada tenga tiempo luego de enganchar en una competición tan exigente. Este es el resultado de una renovación -la de Martí-, precipitada, y de las dudas para dar el paso del cambio de entrenador. En fin, eso es pasado, pero constituye una lección para el futuro.

Etxeberria es el primer paso del nuevo intento. Lo que ha hecho con esta plantilla es admirable. Da gusto ver jugar a este equipo, que compite al mejor nivel, incluso lastrado por la pérdida o la merma de tres de sus grandes fichajes (Villar, que casi no está, Longo y Montañés). Con todo su arsenal disponible, como tienen los demás el suyo, dudo que en el intercambio de golpes de ayer este equipo hubiera salido perdiendo. Etxeberria ha tenido que hacer equilibrio sin red. No ha dispuesto de margen de error. Ni siquiera le han respetado los terceros elementos.