Luis Milla Manzanares (Madrid, 7-10-94) refleja el espíritu competitivo del Tenerife. A pesar de visitar este domingo al líder de la categoría después de dos jornadas sin sumar y de tener al sexto clasificado a seis puntos de distancia, el centrocampista no se rinde y encuentra en el partido ante el Rayo una oportunidad, más que un problema. Lo dice alguien que nació para ser futbolista, y no solo por tener como padre a alguien que destacó en ese deporte en la década de los noventa. El centrocampista desprende entusiasmo por su profesión y también por la experiencia de ser blanquiazul. Su objetivo pasa por llegar a Primera con el Tenerife.

Publicó hace unos días en su cuenta de Twitter que "estamos en una semana para creer".

Sí. Venimos de dos derrotas y de habernos desilusionado un poco por haber estado tan cerca y no habernos podido meter en los puestos de promoción, pero seguimos creyendo y queriendo reengancharnos, sin obviar que será difícil ganar en Vallecas. Posiblemente será nuestro último tren, pero tenemos la ambición de ir a ganar. Ya he visto en la prensa que, históricamente, al Tenerife le ha costado vencer en el campo del Rayo, pero pasaba lo mismo con El Sadar y pudimos ganar al Osasuna. Vamos con la idea de cambiar la historia y reengancharnos.

Entonces, ¿qué representa para el Tenerife este partido?

Somos conscientes de lo que arrastramos, del lastre de casi toda la temporada y de que no estuvimos a la altura de lo que requería el club por el objetivo que se marcó en el inicio. Pero ir ahora a Vallecas no es ningún problema. Lo veo más como una oportunidad. Afrontamos el partido con mucha ambición y con la idea de sumar los tres puntos, como hicimos en El Sadar, donde se nos presentó una oportunidad parecida a la de este fin de semana.

De repente, dos derrotas seguidas y se lesiona Longo, el máximo goleador. ¿Considera que son demasiados contratiempos?

Por lo que venimos arrastrando de toda la temporada, el margen de error es pequeño. Sabiendo que en casa somos fuertes, el partido con el Huesca tenía la pinta de que pudo haber caído de nuestro lado si lo hubiéramos jugado once contra once. Fue un palo, porque todo pasaba por los partidos de casa. Ahora tenemos menos margen y eso nos obliga a ir a Vallecas a ganar. Luego, lo de Longo es un contratiempo, pero tenemos gente de nivel para suplirlo. Estoy seguro de que el del domingo será un gran partido para nosotros.

¿Qué mensaje les ha transmitido Etxeberria esta semana?

No nos salimos de nuestro guion. Se está viendo que estamos haciendo un gran trabajo para llegar convencidos al domingo. Y pongo de nuevo el ejemplo de El Sadar, porque es el más parecido y cercano. En esa semana, el míster dijo que nos veía capacitados para ganar en ese campo, y estoy seguro de que volverá a decir lo mismo porque el equipo está trabajando muy bien. Tanto él como nosotros seguimos creyendo que podemos engancharnos. Lo vamos a intentar hasta el final.

¿Qué le diría al aficionado que no lo ve tan claro y es pesimista?

El equipo estuvo cerca de los puestos de descenso y se levantó. ¿Por qué no lo va a volver a hacer? El único argumento que tenemos es el de demostrar que vamos al cien por cien y que nos lo dejamos todo en cada minuto y en cada partido. Siguiendo así, estoy seguro de que la gente se enganchará al equipo. Pero necesitamos una victoria en Vallecas para que los aficionados acudan al campo ilusionados ante el Almería.

¿Cree que, pase lo que pase, se valorará el esfuerzo empleado en el intento de remontar posiciones?

Por falta de actitud, no va a ser. Luego, las cosas pueden salir mejor o peor, y también hay condicionantes como las del partido con el Huesca. Pero la gente está viendo que el equipo se lo deja todo aunque esté con un jugador menos que el rival: sigue corriendo, presionando y queriendo ganar. Pero hay diferentes circunstancias que te trastocan los planes.

Por tanto, no hay resignación.

Sabemos que será difícil, que queda poco margen de error y que necesitamos muchas victorias para poder meternos en el "playoff", pero estamos capacitados para ello y lo vamos a intentar hasta el final. Cuando llegué al club, todo estaba muy mal y después de la derrota con el Huesca parece que ya se ha acabado todo, pero hay que mirar la clasificación, ver que sigue habiendo igualdad y que dos victorias seguidas nos volverán a acercar. La primera, en Vallecas.

¿Le costó pasar la página de la derrota con el Huesca?

Fue un palo duro porque sabíamos que nuestras aspiraciones dependían, en gran medida, de los partidos de casa. Era un partido muy importante para volver a engancharnos. Además, nos tocaba jugar dos jornadas seguidas contra rivales de la zona alta, Huesca y Rayo Vallecano. Son partidos que iban a marcar el lugar en el que íbamos a estar. Después de perder lo pasas mal el primer día, pero cuando vas al entrenamiento y ves la actitud del míster y del cuerpo técnico, recuperas la ilusión y la ambición. Es entonces cuando te preguntas por qué no vamos a poder engancharnos otra vez.

¿La frustración es mayor por la decisión del Comité de Competición de quitarle la segunda tarjeta amarilla a Carlos Ruiz, admitiendo así que no hubo penalti?

He leído el recurso y creo que el Comité se refiere a un error en la redacción del acta. De todas formas, también he visto las imágenes y parece que no hubo penalti. El problema es que nos condicionó mucho lo que pasó en la primera jugada. El árbitro debe ser consciente de que un jugador que está sangrando y tiene el pómulo casi roto, se puede alterar un poco más de lo normal. Un árbitro no puede sacar una tarjeta amarilla en esa situación; así, de primeras. Es preferible avisar de que puede llegar a amonestarte. Nos estamos acostumbrando a que es difícil hablar con los árbitros. Pero volviendo al partido, nos condicionó más tener una tarjeta amarilla en el minuto 10 que un penalti que no fue.

Este domingo se enfrentará a un club al que estuvo vinculado. ¿Cómo fue su paso por el Rayo?

No tuve muy buena suerte. Sufrí una lesión, una fisura en la tibia, y estuve tres meses sin jugar. La temporada no se nos dio bien porque descendimos de Segunda B a Tercera con el filial. Pero es un club espectacular por todo lo que lo rodea, por su masa social, por la manera de vivir el fútbol que hay en Vallecas... Era una maravilla ir al campo para ver al primer equipo. Guardo un recuerdo muy bueno a pesar del descenso y de la lesión que me impidió disfrutar de ese único año en el club.

Antes estuvo en el Atlético de Madrid y llegó a entrenar a las órdenes de Diego Simeone.

He pasado por muchos equipos. Hice un muy buen año con el Atlético en División de Honor (juvenil). Llegamos a la semifinal de la Copa del Rey. El Cholo creyó en ese momento que podía hacer la pretemporada con ellos e incluso me fui de gira con el equipo, que luego fue campeón de Liga. Fue una experiencia inolvidable. También es verdad que luego pasé a no contar para nada en Tercera División y que me tuve que marchar. Pero esa etapa de un año y medio en el Atlético fue inolvidable.

Es llamativo que perteneciera dos años al Alcorcón y que no participara en ningún partido.

Fue una situación extraña. Creía que había hecho méritos para, por lo menos, tener una oportunidad para hacer una pretemporada con ellos. Pero tomaron la decisión de no contar conmigo. Creo que las formas no fueron las más adecuadas, porque ni me llamaron ni me dijeron nada; solo me enviaron una carta y ahí quedó todo. Luego firmé con el Fuenlabrada y ahí todo me salió bien.

Estando ligado al Alcorcón se marchó cedido al Guijuelo, donde sufrió una grave lesión de rodilla. ¿Qué aprendizaje sacó?

Estuve muchos meses sin jugar y el fútbol es una pasión para mí, lo vivo mucho. Fueron meses duros, pero me sirvieron para valorar mucho más cada minuto que he pasado entrenando, cada vez que he estado disponible para jugar, cada vez que he pisado un campo de fútbol... Fue un gran aprendizaje. Antes de la lesión también lo disfrutaba, pero era como una rutina. Luego, al sentir que me habían quitado todo eso, pasé a valorarlo más. Ahora siento que es una maravilla poder entrenar.

Su paso por el Fuenlabrada fue definitivo en su carrera.

Después de lo que me ocurrió en el Guijuelo y de las dudas que había con el Alcorcón, Miguel Melgar, el director deportivo del Fuenlabrada, apostó por mí a pesar de haber tenido aquella lesión, porque él había pasado por una situación parecida. Me dieron la oportunidad de volver a crecer y demostrar que podía jugar en Segunda B. Y fue espectacular. Entonces llegó Antonio Calderón, que hizo de mí otro futbolista y logró que rindiera a mi máximo nivel. Es un club que me dio la oportunidad de llegar al Tenerife.

Desde su marcha, al Fuenlabrada le cambió radicalmente la racha y acabó sustituyendo al técnico.

Echo la vista atrás y me parece que la eliminatoria de Copa con el Real Madrid y el partido en el Bernabéu, que todos disfrutamos tanto, fueron hace diez años, y solo han pasado seis meses. No sabría decir por qué las cosas han ido saliendo de esta manera, no de la mejor forma. Es verdad que habíamos puesto el listón muy alto, porque lo ganábamos casi todo, fuera y dentro. Cuando todo es tan bonito y te dan un tortazo, puede ser que te duela más de lo normal. Cambiaron la dinámica, se metieron en una muy mala, entraron las dudas... Aún así, están terceros y espero que se metan en el "playoff" y puedan luchar por subir.

¿Realmente tenía planeado cambiar de club en enero?

Tenía constancia del interés del Tenerife, pero también era consciente de que la cantidad que había que pagar para rescindir mi contrato (500.000 euros) era muy alta. Sabía que era muy difícil cambiar de equipo. Pagar ese dinero por un jugador de Segunda B es difícil para un club de Segunda A. Pero el interés fue muy grande, apostaron muy fuerte por mí y estoy súper agradecido. El Tenerife me ha dado la oportunidad de mi vida, la de estar en un gran club y poder pelear por ascender a Primera.

¿Se ve en esa categoría? ¿Tiene "prisas" por llegar a Primera?

Hay que ir paso a paso. Acabo de llegar al fútbol profesional y me queda mucho por mejorar, por aprender y por dar en el Tenerife. Lo único que pienso es poder ver al Tenerife en Primera División. Al comprobar cómo se pone el Heliodoro cuando ilusionamos un poco a la gente, no quiero ni pensar lo que puede significar vivir un ascenso en esta ciudad.

Por tanto, visualiza su futuro profesional vestido de blanquiazul.

Tengo un contrato de cuatro años y medio, a partir de mi llegada, y mi único objetivo es el de ver al Tenerife en Primera División, crecer aquí y ser jugador de Primera, pero con el Tenerife.

Hábleme de su rendimiento. No parece que le pese la responsabilidad de haber cambiado de categoría y estar en el Tenerife.

Intenté adaptarme lo antes posible. Es verdad que llegar a un club y empezar a jugar te facilita las cosas; y también que los compañeros me hayan apoyado tanto y que los entrenadores hayan confiado en mí. Por supuesto, es una ventaja que el equipo haya estado en una buena dinámica durante mi estancia en el Tenerife. Estoy encantando con la adaptación que he tenido y también con la Isla. Me parece una maravilla el ambiente que se genera en el Heliodoro. Ya se habrán dado cuenta de que vivo el fútbol con pasión; me gusta y lo disfruto mucho.

¿Notó mucho el salto repentino de una categoría a otra?

Las categorías están para algo, y también por algo yo estaba hace nada en Segunda B y ahora estoy en Segunda A. El ritmo es mucho mayor, hay menos pausas, todo es mucho más veloz, tienes que pensar mucho más rápido, los jugadores tienen otro nivel... Pero vengo de un equipo en el que casi todos los compañeros habían estado en Primera y Segunda, así que el cambio tampoco fue tan grande.

¿Está conforme con su aportación? ¿Qué le falta?

Soy consciente de que puedo dar mucho más y de que mi mejor versión está por llegar. Un jugador se tiene que adaptar a lo que pide el técnico y a lo que juega el equipo. Intento correr mucho, robar y jugar fácil, que el equipo tenga criterio cuando maneja el balón... Al ser un equipo que corre mucho hacia delante y quiere jugar al contraataque, no toco tanto el balón como me gustaría, pero intento darle criterio y sentido al fútbol cuando tenemos la pelota. ¿Qué debo mejorar? Quiero ser más preciso, porque he tenido alguna pérdida y sé que debo ser más seguro. Me exijo mucho. Cuando pierdo el balón me meto demasiada presión y creo que tengo que cambiar en ese aspecto.

Tendemos a etiquetar a los jugadores, pero en su caso no se puede decir que sea más defensivo que creativo, o al revés.

Es bueno intentar hacer todo lo posible por llevar a cabo muchas cosas en el campo. No está reñido ser un jugador técnico y que tenga el balón con robar y correr. Me adapto a lo que pide un entrenador u otro, a un estilo u otro, y eso ayuda a que el míster pueda confiar en uno. Martí podía ser un entrenador que me pedía combinar más, y, a lo mejor, Etxeberria prefiere robar, salir rápido y ser más vertical. Me intento adaptar.

En su caso, se puede decir que lo lleva en los genes. Los dos Luis Milla, padre e hijo, mediocentros.

Con el tiempo me he ido pareciendo más a mi padre. Antes jugaba un poco más arriba; ahora me retraso más. Me gusta tener mucho contacto con el balón, que era un poco lo que hacía él. Era muy seguro con la pelota, se colocaba bien, le daba equilibrio al equipo, recuperaba balones... Creo que soy un poco más vertical que él, pero siempre me ha ayudado, ha sido un ejemplo y es una maravilla tenerlo como padre. Me da muchos consejos y me ayuda.

¿Cómo recuerda su infancia? ¿Qué tal era tener un padre que había jugado en el Barcelona, Real Madrid y Valencia?

No lo viví mucho porque él se retiró con 35 años y, en ese momento, yo tendría cinco o seis. Me hubiera gustado haber sido más consciente de lo que fue mi padre y verlo jugar. Soy un tío al que le gusta saber por qué pasan las cosas en el campo. Mi padre era igual y ahora es entrenador.

¿Ha visto vídeos suyos?

No muchos. Me decían que era un jugador del estilo de Busquets, de dar mucho equilibrio, perder balones, ser seguro...

El lugar en el que estamos haciendo esta entrevista, el Heliodoro, debió ser donde su padre debió pasar sus peores tardes.

Creo que perdió dos Ligas aquí con el Real Madrid. Es mucha casualidad. Me ha contado que lo pasó muy mal en esos dos partidos, pero ya han podido ver que estuvo por aquí hace poco y que disfrutó mucho por verme jugar con el Tenerife. De momento se me da mejor el Heliodoro a mí.