Al Tenerife le faltaba dar un paso adelante para sentir que de verdad podía aspirar a recortar distancias con los de arriba y meterse en la pelea por el "playoff". Ese paso era una victoria a domicilio para convertir en racha lo que hasta ahora eran un par de buenos resultados. Eso no quiere decir que vaya a conseguirlo ni que nos veamos ya disputando las eliminatorias en el mes de junio. Pero sí que va en camino de ganarse el derecho a ilusionarse. Hay camino por recorrer porque el apartado defensivo resulta todavía mejorable. Ayer, un flojo Nástic de Tarragona fue capaz de crearle tres o cuatro ocasiones. Convirtió una de ellas y dio continuidad a cinco partidos consecutivos encajando, algo que queda en el debe de los insulares.

Con Joseba Etxeberria en el banquillo, la escuadra blanquiazul ha sumado 10 de 12 puntos. El preparador vasco ha conseguido además que luzca su arsenal ofensivo con un plan creíble y que se basa en la agresividad de Longo, Mula y Juan Villar (lástima su nueva lesión). Ayer le añadió sentido al juego con la presencia de Luis Milla. Y por fin el Tenerife parece lo que debió ser desde el principio de la Liga: una amenaza constante en ataque.

@juanjo_ramos