José Luis Martí se juega su puesto en los dos próximos partidos, los que el Tenerife disputará en el Rodríguez López, de manera consecutiva, ante el Barcelona B y frente al Real Valladolid. La confianza de la que ha disfrutado Martí -expresada en público y en privado-, hasta ahora por parte del club se ha ido debilitando semana a semana hasta llegar a su cota más baja con la pobre actuación del equipo el pasado sábado en Zaragoza, donde además de jugar un muy mal partido perdió por séptima vez en la Liga.

La lectura de la situación pasa, no obstante, más por el nivel de juego que muestra el equipo que por los resultados. Internamente, en el club echan de menos una idea futbolística y la conjunción de un equipo que no ha conseguido mostrar un estilo por el que sea reconocible. Los continuos cambios de dibujo y, sobre todo, de jugadores, y la línea tan irregular que muestra generan la sensación de que por este camino va a ser imposible conseguir el resultado final de la temporada. El ascenso directo ya está a 13 puntos, tras la victoria ayer de un Cádiz que con mucho menos de lo que tiene Martí en términos de plantilla, ha hecho un equipo y compite de manera envidiable.

El nuevo objetivo que se marca el club blanquiazul, que no es un mal menor, es volver a disputar el "playoff", del que ahora separan al Tenerife siete puntos, aunque hay mucho "tráfico" de equipos, que además tienen una buena dinámica competitiva, situados entre esa sexta plaza y el undécimo lugar que ocupa el conjunto de Martí.

El Tenerife se planteó el ascenso como un objetivo irrenunciable, recabó ayudas y logró confeccionar un presupuesto a la altura del desafío, y no va a dejar pasar la oportunidad de hacer lo necesario para que esta plantilla, envidiada en toda la Liga 1 2 3, pueda dar como producto un equipo que compita con los mejores y les dispute el ascenso a Primera División. La realidad, no obstante, está muy distante de esta meta. Hay alguna queja respecto a la actitud de los jugadores pero, por descontado, ninguna sobre la respuesta de la afición, que ya señala mayoritariamente al banquillo como origen de la falta de juego y de resultados que observa este Tenerife.

El domingo, ante el Barcelona B, el equipo tiene la obligación de ganar, pero su entrenador como reto añadido pasa la prueba de poner en escena a un equipo que empiece a despejar dudas. La Liga avanza muy rápido y no quedan muchas más oportunidades.

A Martí, en concreto, se le ha terminado el crédito.