La temporada ha empezado para Juan Villar, llamado a ser uno de los pilares del equipo, con un nubarrón que no termina de irse. Ayer padeció su cuarta lesión en apenas tres meses. La primera llegó en pretemporada. Se retiró en la primera mitad del partido de vuelta de la Copa Mahou contra Las Palmas y se perdió el Trofeo Teide. Jugó unos minutos en la primera jornada de Liga contra el Zaragoza y Martí se apresuró a situarle en el once para la segunda contra el Barcelona B. Ahí se lesionó por segunda vez. O, más bien, recayó. La microrrotura en el bíceps femoral del muslo derecho le dejó KO varias semanas. Reapareció en la octava jornada y solo estuvo disponible otros dos encuentros. En la décima, una dura entrada de un futbolista del Numancia le dañó el tobillo. Se perdió la visita al Lorca y regresó para juntar hasta cinco jornadas consecutivas en situación de disponible. En el que era su segundo partido consecutivo como titular, volvió a caer. Corría el minuto 19 cuando se echó mano al muslo en una carrera, paró y miró al banquillo desconsolado. Llorando tuvo que retirarse.