El Tenerife dio a conocer ayer el alcance de la lesión que sufrió Paco Montañés en el partido del sábado pasado ante el Numancia. El futbolista castellonense tuvo que ser sustituido en ese encuentro por un "esguince grave" en el tobillo izquierdo, dolencia por la que estará de baja alrededor de tres meses, informó el club después de que se le completaran las pruebas médicas al exjugador del Espanyol.

Montañés fue titular frente al conjunto soriano, pero solo pudo estar sobre el campo durante 32 minutos. En el intento de conducir el balón cerca de la frontal del área del Numancia, se encontró con la oposición del centrocampista rival Grego, que trabó al blanquiazul provocándole la torcedura del tobillo. El árbitro Cuadra Fernández ni siquiera pitó falta.

Ayer, Paco estuvo presente en el primer entrenamiento de la semana de sus compañeros. Acudió a El Mundialito con el tobillo izquierdo inmovilizado y ayudado de unas muletas para poder caminar, y se tuvo que conformar con ser un espectador más, condición que compartió con otro jugador que también se lesionó el pasado sábado, Juan Villar. El delantero onubense, relevado poco después del comienzo del segundo tiempo del citado partido, acusa unas molestias en el tobillo izquierdo. Aunque ayer podía andar sin dificultades y se mostró optimista respecto a sus opciones de recuperarse a tiempo para estar disponible en la visita al Lorca, su participación en el estadio Artés Carrasco no está nada clara.

Sí está totalmente descartado Samuel Camille, que ayer recibió tratamiento de fisioterapia para que cicatrice la rotura muscular que tiene en el bíceps femoral del muslo derecho. En principio, el lateral francés no podrá competir hasta finales del mes de noviembre.

El parte médico se completa con Samuele Longo, que ayer protagonizó la noticia positiva al intervenir con total normalidad en la primera hora de entrenamiento; la menos exigente por consistir en un circuito de trabajo físico y unos rondos. El italiano se apartó del grupo cuando comenzaron los partidillos y está más cerca de dejar atrás la microrrotura en el adductor del muslo derecho con la que acabó la visita al Lugo. Aún así, no arriesgará para viajar a Lorca.

Sin la entrada de Grego a Paco Montañés no se hubiera producido la lesión del jugador del Tenerife, y tampoco habría llegado la posterior expulsión de Aitor Sanz. Y es que el centrocampista madrileño no pudo controlar su ira al comprobar que su compañero había quedado tendido en el suelo sin que el árbitro señalara falta. La jugada continuó y Aitor se dejó llevar por su enfado hasta el punto de que acabó cortando un avance de Pere Milla con una falta que le costó la segunda tarjeta amarilla. Sanz se mostró ayer arrepentido, pero también quiso dar a conocer el motivo de su comportamiento en esa acción clave del partido con el Numancia. "Venía caliente por una jugada anterior en la que a Paco le habían hecho una entrada muy fuerte sin que el árbitro considerara que había sido falta. El contrario se me puso delante y cometí un error al meter el pie", contó el capitán, que se marchó a casa ese día "bastante fastidiado" por su "actuación personal", ya que cometió un "error que penalizó mucho al equipo", pero también se sintió "orgulloso" por el trabajo que realizaron sus compañeros. "Dieron la cara en todo momento y corrieron mucho para, incluso, tener opciones de ganar", añadió Aitor, que recibió la primera cartulina amarilla por cometer la falta con la que el árbitro castigó al Tenerife con el penalti que le dio al Numancia su único gol. Sanz dio a entender que la decisión del colegiado en ese momento fue rigurosa. "Sujeté al defensa igual que se hace en todos los saques de esquina, pero el jugador cayó al suelo y el árbitro optó por pitar penalti".