Víctor Casadesús se define como una persona que conecta con los demás, cualidad que se palpa enseguida. Más que una entrevista, con el delantero mallorquín se mantiene una conversación. Le gusta hablar de su profesión y de su carrera. No deja respuestas vacías.

¿Qué balance hace del inicio?

Me lesioné justo a una semana del comienzo de la Liga y me hacía falta sentirme bien y participar en los partidos, y las sensaciones están siendo muy buenas. Jugué la eliminatoria de Copa con el Córdoba casi entera y luego entré ante el Alcorcón y tuve la suerte de hacer un gol y el equipo ganó por 4-0. Estos primeros partidos han sido positivos. A ver si continúa.

¿Le tentó adelantar los plazos?

La verdad es que tuvimos algunas dudas y estuvimos a punto de forzar un poco más de la cuenta. Pero no me notaba demasiado bien para arrancar y la recuperación se alargó un poco más de lo esperado. En principio tenían que ser 15 o 20 días y estuve cerca de un mes. No sé si fue por experiencia o no. Son sensaciones más que otra cosa, y en ese momento no eran buenas. Era mejor esperar un poco más y no recaer. Al final ya estoy bien.

¿Siente que ha encajado bien?

Ya he jugado en cinco clubes profesionales y siempre me adapté muy bien y los compañeros han hablado muy bien de mí. Más allá de lo futbolístico, dejo buen recuerdo como persona, que para mí es muy importante. Como futbolista llevo muchos años jugando y ya me van conociendo, sobre todo los compañeros; y creo que aquí también están contentos. Uno lo va notando en el día a día.

¿Se definiría como un futbolista de grupo, de vestuario?

Eso depende del carácter de cada uno. Hay gente que es más extrovertida y a la que le cuesta un poco hacerse con los demás. Eso no tiene nada de malo; cada uno es como es. Pero yo tengo facilidad para conectar. Llevaba aquí tres días y ya estaba bromeando con todos, y al revés. Creo que me presto a ello y la gente me acepta pronto. Es algo que me gusta, porque entras en los sitios con buen pie. Conocer a los compañeros te ayuda a la hora de estar en el campo, y ahí se nota mucho esa complicidad.

¿Qué percibió al llegar?

Por mi manera de ser, diría que no he tenido malos compañeros. Siempre me he llevado bien con todo el mundo. Es verdad que en la temporada del descenso del Levante el vestuario no fue de los mejores que he tenido, pero, dentro de eso, me llevé bien con todos. Y el vestuario del Tenerife es muy bueno. Para que un equipo funcione, no digo que eso sea lo más importante, pero sí lo es en gran medida. La buena temporada que hicimos con el Levante también fue por tener un grupo increíble. Nos llevábamos demasiado bien. Es difícil estar tan unidos, porque en una plantilla hay de todo. Pero allí se consiguió. Y aquí hay muy buen ambiente, y eso es lo que tiene que durar. Si tenemos que pelear por estar arriba, ese factor es importante.

¿Cuáles son las señas de identidad del Tenerife?

La gente está destacando ahora que tenemos mucho gol, que ofensivamente hay muchas variantes y que somos rápidos y tenemos último pase... He escuchado muchas cosas. Y es verdad, es así. Pero pienso que lo más importante es cómo defendemos. Es cierto que para ganar hay que marcar goles, pero la clave está en que no te los marquen. El equipo que está arriba y asciende, es el que encaja pocos goles. Puedes ser un equipo que anote una barbaridad de goles, pero como también los encajes, no estarás arriba. Para mí, la base está en que este equipo es muy solidario y en que todo el mundo corre y trabaja mucho. Aquí replegamos y defendemos todos, y eso es importante. Y cuando la portería está a cero o el partido no se te va, tienes opciones de ganar.

¿Será porque ya existía esa seguridad defensiva y que el potencial ofensivo es la novedad?

Debe ser también por el buen inicio goleador que hemos tenido, porque la temporada pasada también había buenos jugadores de ataque y cuando se fueron hubo un poco de alarma. El equipo se quedó un poco pobre en la parte ofensiva, pero se ha fichado muy bien. Somos ocho o nueve jugadores para las posiciones de arriba, y juegue quien juegue, cualquiera cumple. Pero pienso que lo que nos puede dar el éxito es que estemos bien atrás. Y la base es la de la temporada pasada, porque en esas líneas tampoco se fichó tanto. Se han dado retoques donde hacía falta. Y el resultado de todo eso es que no se puede ganar siempre, pero se nota que este equipo es muy sólido.

¿Qué le dicen en otros equipos?

Nos estamos ganando el respeto de los demás, pero la gente es mucho de palabra y reconocerá que hay que ir con cuidado con nosotros, pero en cada partido saldrán al campo y te querrán ganar. La temporada pasada, con el Levante, era como cuando un equipo pequeño se enfrenta al Barcelona o al Real Madrid, salvando las distancias. Te defienden de manera diferente, se repliegan, lo dan todo... Nos esperaban como al rival a batir. A veces eso es positivo porque vas bien y estás arriba, y ojalá también vean tan poderoso a este Tenerife. Pero nos lo tendremos que ganar poco a poco. No vamos tan sobrados en la clasificación. Estamos en eso, pero será complicado.

¿Tiene la sensación de formar parte de un equipo potente?

Vine por el entrenador, porque ya nos conocíamos. Hizo mucho hincapié en que viniera. Y también porque me dijeron que se iba a formar un buen equipo. Al acabar el mercado, efectivamente he visto que tenemos una muy buena plantilla. Estoy muy contento con la plantilla que tenemos; no la cambiaría por nada. En Segunda hay pocas tan completas como la nuestra. Por ejemplo, venimos de perder en Liga con el Córdoba y tres días después, una alineación diferente ganó en Liga, y es un "once" que podría jugar perfectamente cualquier domingo. Y con el Córdoba no pasó lo mismo. Eso de muestra que la plantilla es amplia, y eso es necesario en una temporada tan larga.

¿Prevé una lucha por el ascenso más abierta esta temporada?

Sí. Parece que será muy igualada. Somos un montón de equipos en dos o tres puntos. Se irá abriendo, pero ahora no veo a ninguno que pueda hacer la temporada que hizo el Levante. Ojalá me equivoque y seamos nosotros. Lo que tenemos que hacer es llegar al final en posiciones de "playoff", como mínimo. Lo que no podemos hacer es descolgarnos. Estamos en una buena línea y en el grupo de cabeza.

¿Siguió el "playoff" sabiendo que iba a jugar en el Tenerife?

Ya estaba hablado. Me querían en Primera o en Segunda. No había nadie que tuviera más ganas que yo de que el Tenerife ascendiera, porque iba a venir a Primera.

¿Hubo algún intento anterior?

No hubo una propuesta con contrato de por medio, pero sí existió interés. Lo que pasa es que tenía contrato con el Levante con una cláusula alta. Además, estaba jugando. Al acabar ese contrato todo fue más fácil. Y se unieron otros factores, como que conocía al entrenador.

¿Cómo es tener a Martí de jefe?

Es raro, porque lo tuve cuatro o cinco años de compañero. Ya llevamos cerca de tres meses y me he acostumbrado, pero al principio se me hacía raro verlo en las charlas o pegándonos algún grito o una bronca, porque no tenía ese concepto de Pep. Pero la plantilla está muy contenta con él. Sabe cómo somos los futbolistas, conoce el día a día y eso ayuda a que nos entienda un poco más.

¿Tenía madera de entrenador?

Con algunos jugadores te das cuenta de que si no falla algo, acaban siendo entrenadores; lo llevan en la sangre. En el campo te colocan y te gritan. Se ve que disfrutan dirigiendo y tienen algo que no ves en los demás. Puedes ser un muy buen futbolista, pero necesitas tener algo más para ser buen técnico. No basta con lo primero. Y en el caso de Pep, sí lo tenía.

Coincidieron por primera vez en la Real Sociedad.

Yo estaba en el Mallorca y me cedieron en diciembre. Él también llegó cedido por el Sevilla. Nos conocíamos por ser futbolistas mallorquines, pero no por haber jugado juntos. En el verano siguiente, él firmó en el Mallorca y yo me fui cedido al Nástic. Y luego volví y coincidí con él cinco años seguidos. Fue una buen etapa.

Cúper, Manzano, Laudrup, Caparrós, Lillo, Oltra... ¿Qué técnico influyó más en usted? Martí suele nombrar mucho a Lillo.

Lillo era especial. Sabía de fútbol. Cuando hablaba, escuchabas. Pero he tenido otros. Por ejemplo, Cúper me hizo debutar en Primera. Y luego está Caparrós. Quizás es el que más me ha marcado. Lo tuve en el Mallorca. Cuando llegó, no estaba jugando mucho. Pero con él acabé participando siempre. Luego, él me llevó al Levante. Siempre tuve buen feeling con él. Me ha dado mucho y le gusta mi manera de jugar. Es más, este verano quiso que firmara con el equipo que está entrenando en Catar (Al-Ahli Doha), y en el Tenerife lo saben. Pero no quise.

Más adelante, quizás.

Tenía ganas de venir. Me gustó mucho ascender a Primera con el Levante y repetir sería fantástico.

¿Con qué recuerdos se queda de su carrera? El mejor y el peor.

El peor fue el descenso con el Mallorca, más que con el Levante. Al Mallorca lo siento más porque soy de allí. No puedo hablar nada mal del Levante. La gente de allí sabe que me fui enamorado. En cuanto a las alegrías, el ascenso de la temporada pasada con el Levante fue muy bonito. Además, fui campeón de Europa sub''19 con la selección española y jugué el Mundial sub''20. Luego marqué un gol en un partido de Liga en casa ante el Espanyol y ese triunfo clasificaba al Mallorca para la Liga de Campeones, pero el Sevilla marcó en Almería y nos tuvimos que conformar con la UEFA. Al final no pudimos jugar en Europa por una denuncia. Siempre digo que el fútbol me debe la posibilidad de jugar en Europa, porque me lo he ganado en el campo. Ya me estoy haciendo mayor, pero ojalá podamos ascender y algún año poder llegar a Europa. ¿Por qué no?

"Decían que hacía bueno al delantero que jugaba conmigo"

Casadesús ha aportado goles en todos sus equipos y en cada temporada. Con el Tenerife superó el centenar desde que es profesional. "Nunca he sido un jugador de marcar muchos goles. Está mal que lo diga yo, pero en Mallorca se decía que hacía bueno al delantero que jugaba conmigo, y yo me siento así. Nunca he sido egoísta. Soy la persona más feliz del mundo si el equipo gana, si doy asistencias. No necesito marcar goles para irme contento a casa. Es verdad que juego arriba y, como delantero, necesito marcar, pero si estoy tres partidos sin hacerlo, no me preocupo porque sé que el gol llega. Y si los demás marcan y mi equipo gana, soy muy feliz".

Al llegar a la cantera del Real Mallorca pidió ser defensa

"De pequeño jugaba de central. Era grandote y tenía planta. En el equipo de mi pueblo jugaba atrás. Pero al firmar con el Mallorca me dijeron que me veían más de delantero. A los dos meses, siendo un mocoso, me fui a hablar con uno de los jefes del club y le dije que no quería ser delantero, porque era defensa. Esa persona me respondió que tenía que estar contento por jugar y por ser titular cada domingo. Le tengo que estar agradecido".