Las selecciones de España, Serbia, Francia, Lituania y Turquía, y no necesariamente por este orden, son el quinteto de aspirantes al título más claro, aunque otros equipos como Grecia o Croacia también pueden tener mucho que decir al respecto.

España es la señalada por todos. Por tener a seis jugadores NBA, la que más, por ser la vigente campeona y por haber ganado tres de los últimos cuatro Europeos disputados.

Cualquier equipo que tenga a los Gasol, Pau y Marc, dos de los pívots más dominantes del baloncesto mundial, incluida la NBA, es favorito de forma inmediata.

La selección española tiene más armas y también ausencias importantes como Rudy Fernández, Felipe Reyes, Víctor Claver y, sobre todo, Sergio Llull. Aún así es la principal favorita por su calidad y por saber jugar de menos a más conforme avanza el torneo.

Serbia es la vigente subcampeona olímpica y mundial. También tiene una baja por encima de cualquier otra, como España, la de Milos Teodosic, pero también las de Nikola Jokic, Nemanja Bjelica, Nemanja Nedovic, Miroslav Raduljica y Nikola Milutinov.

A su favor cuenta que es un equipo que sabe jugar y un entrenador, Aleksandar Dordjevic, que sabe insuflar el carácter de que adoleció durante algunos años una selección llena de talento.

Bogdan Bogdanovic, Nikola Kalinic, Ognjen Kuzmic y Boban Marjanovic, son algunas de sus figuras.

Francia ha tenido la mala suerte de haber tenido su mejor selección de siempre coincidiendo con la mejor España de todos los tiempos. Aún así estamos ante la campeona de Europa de 2013 y medalla de bronce hace dos años.

Pierden a Tony Parker, retirado, y a Nicolas Batum, Rudy Gobert, Fabien Caseur, Mickael Gelabale y Charles Kahudi. Pero tienen un equipo temible con Nando de Colo, Boris Diaw, Antoine Diot, Joffrey Lauvergne y Evan Fournier.

Lituania es la subcampeona de los dos últimos campeonatos de Europa y eso siempre merece respeto. Las ausencias de Domantas Sabonis y Paulius Jankunas les hace daño, pero son una selección que, sin estridencias, sabe plantarse casi siempre en la lucha por las medallas.

Jonas Valanciunas, Jonas Maciulis, Mindaugas Kuzminskas y Mantas Kalnietis serán los líderes de un equipo importante.

Turquía juega en casa. Y este aspecto le hace entrar de pleno derecho en el grupo de los favoritos. Ya lo demostró en el Mundial de 2010 en el que sólo dobló la rodilla en la final ante la selección de Estados Unidos.

Con su incansable, incondicional y ruidoso público a favor son capaces de casi todo. No estarán Omer Asik, Enes Kanter ni Ersan Ilyasova, pero si Cedi Osman, Furkan Korkmaz, Bobby Dixon y Baris Hersek.

Las opciones de Grecia, como las de Italia, cayeron como el plomo cuando se supo que no podrían contar con Giannis Antetokounmpo, que unida a la de Kosta Koufos y a las retiradas de Vassilis Spanoulis y Nikos Zisis, dejan a los helenos con muchas dudas.

Los italianos podían haber estado en el grupo de favoritos y después de muchos años alejados de la élite continental haber dado un puñetazo en la mesa, pero las bajas de Andrea Bargnani y Alessandro Gentile, tras una temporada más que floja para ambos, y la de Danilo Gallinari, tras perder la cabeza en un amistoso de preparación y fracturarse un dedo tras una trifulca con un rival, les aleja de ese objetivo.

Croacia tiene clase, talento, altura y las mejores cualidades para jugar al baloncesto, pero ha perdido carácter. Con Ante Tomic alejado de la selección, y las bajas de Mario Henzonja, Ante Zizic e Ivica Zubac, no parece que pueda estar mucho más allá de los octavos de final.

Dario Saric, Bojan Bogdanovic y su joven promesa Dragan Bender serán los encargados de tirar de una Croacia de oropeles.