Aire blanquiazul durante 36 horas. Fue lo que se respiró desde que a las 12:40 horas del pasado miércoles partieron las guaguas desde el Heliodoro Rodríguez López rumbo al Aeropuerto Tenerife Sur Reina Sofía. Más de un centenar de seguidores que llenaron el chárter del equipo de colorido. Blindado el equipo en Montecastillo, hotel al que no accedieron ni medios ni seguidores, estos últimos se conformaron con lucir sus camisetas, banderas y bufandas durante todo el jueves por las calles del casco antiguo de Cádiz.

El ambiente fue creciendo en la ciudad a medida que avanzaba el día. Amarillo, más amarillo, una marea amarilla... El proceso era incontenible. Hasta que, a dos horas para el arranque de partido, se concentraron más de 2.500 personas por fuera del Ramón de Carranza para recibir a su equipo. La policía abrió paso a la guagua como pudo y hasta necesitó de alguna carga para frenar a más de un grupo al que la espera y el calor habían "animado" en exceso.

Ajenos a todo esto, Dámaso Arcediano Monescillo y el equipo arbitral ingresaban por una esquina del estadio. Minutos después, los blanquiazules. Sobre el mismo césped, se saludaron algunos de ellos (Suso, Aitor Sanz, Carlos Ruiz o Dani Hernández, entre otros) con Álvaro Cervera y Roberto Perera. Los nuestros tomaban posiciones en su sector de la grada. A la cabeza, Tita (Peña Sentimiento Blanquiazul). Poco quedaba ya de los dos bizcochones que preparó la noche anterior al viaje.

Unas 30 personas acudieron desde distintos puntos de la Península, más de 120 en el chárter y en torno a 40 más con viajes no organizados.

Se hicieron notar desde antes del pitido inicial. Rugió Carranza a las 19:23 horas cuando saltó a calentar Cifuentes. Se dispararon los decibelios cuando lo hicieron sus compañeros cinco minutos más tarde. La salida al campo de los dos equipos avanza lo que está por venir. La afición del Cádiz sabe lo que se juega. Tiene experiencia. Lo vivió el año pasado.

Sorpresas para empezar. Cervera quita a su nueve de toda la temporada y mete a Rubén Cruz. Objetivo: presionar en la salida, asfixiar al rival. Martí retrasa a Gaku Shibasaki al doble pivote para mejorar esa salida que amenazaba el Cádiz. Resultado: el equipo local consigue justo lo que quiere. En el minuto 5, el susto. En el 14, el gol mal anulado.

La afición local también jugó su partido. Desde el arranque, protestó cada decisión arbitral perjudicial para su equipo y empuja como nunca. El ruido fue ensordecedor. Se celebró cada pérdida del rival. Como si el técnico cadista los hubiera aleccionado. Enfrente, un equipo encogido. Asustado por el ambiente, la importancia del envite y la agresividad local.

La reacción de Martí tardó 37 minutos. En ese momento, Gaku se fue a la media punta y Aitor, a su sitio. El madrileño, desconectado del partido, no se encontró nunca. Ni siquiera en las ayudas a Raúl Cámara. Este sí que se pareció a su mejor versión. Y eso que bailó con la más fea: Álvaro García.

El descanso no arregló absolutamente nada. Pero al menos dio un respiro a los sufridos seguidores blanquiazules. Silenciosos, cabizbajos, rebozaban preocupación. Tras el receso, se jugó hasta el cuarto de hora final en campo del Tenerife. El gol, remate milagroso al palo incluido, se hizo de rogar. Lo logró Aketxe de la forma más inesperada. Dani Hernández dimitió en la acción. Por la sorpresa o el zapatazo del francotirador vasco.

Entonces apareció Choco Lozano sobre el campo. Un referente, alguien sobre el que descargar el juego directo. Una descarga sobre Amath lo puso en evidencia. El senegalés, por cierto, disputó de largo su peor partido de la temporada. El paso adelante de los blanquiazules pudo deberse a su entrada, al cansancio local o a que valoraron como suficiente el botín del 1-0. Mientras twitter ardía con las críticas a Martí y al irreconocible Tenerife, los jugadores luchaban contra su mal día. Contra sus tropiezos, sus pérdidas y malas decisiones. Alberto y Suso entraron guerreros. Al menos más que los sustituidos.

De repente, Cifuentes demostró que tenía manos. Era el minuto 83. Tarde, muy tarde. No hubo apagón del Cádiz. Buen resultado para la vuelta. Para ambos. Los andaluces, porque se llevan lo que querían: no encajar y algo de ventaja. Para los tinerfeños porque salen vivos de Carranza.

@juanjo_ramos