Zinedine Zidane disfrutará de su primer clásico como entrenador del Real Madrid en el estadio Santiago Bernabéu, tras ser el gran vencedor de los dos que ha disputado en el Camp Nou, sin conocer la derrota y ahora con el extra de sentenciar LaLiga Santander ante el gran enemigo, el Barcelona.

Llega una de las citas preferidas de Zidane, especialista en el Camp Nou y con el deseo de trasladar su eficacia a un Bernabéu que puede vivir una noche inolvidable, dando el paso definitivo hacia el título liguero ante el eterno rival.

Fulminó Zidane en su primer clásico la condición de invicto del Barcelona tras 39 encuentros sin perder. El 2 de abril de 2016, con la Liga prácticamente perdida tras la mala racha con Rafa Benítez al mando, dio la sorpresa en el Camp Nou. Con diez futbolistas tras la expulsión de Sergio Ramos, asestó un golpe con gol de Cristiano Ronaldo que hizo crecer la autoestima de un equipo que extendió la lucha por la competición doméstica hasta el final, pero sobre todo tomó impulso para la conquista de la Liga de Campeones.

Tres meses en el banquillo le bastaban a Zidane para obtener un triunfo de prestigio. Había perdido su primer duelo de altos vuelos, ante el Atlético de Madrid y además en el Bernabéu, y la victoria en Barcelona refrendaba la apuesta firme de Florentino Pérez.

En diez años no hubo, hasta la llegada de Zidane, un entrenador capaz de puntuar en su primer clásico en el banquillo madridista. Juande Ramos, Manuel Pellegrini, José Mourinho, Carlo Ancelotti... todos encajaron derrotas en su estreno. Ninguno desde Bernd Schuter en 2007 había conseguido lo que logró el técnico francés, con la fe ciega de sus futbolistas desde que tomó las riendas.

Esta temporada llegaba su segundo clásico, de nuevo en Barcelona. El 3 de diciembre el Real Madrid mantenía la distancia de seis puntos en su camino al gran reto del curso, la conquista de la Liga, gracias a un tanto salvador de Sergio Ramos en el tiempo añadido. Un testarazo de Luis Suárez hacía saborear el triunfo al barcelonismo hasta que llegó el empate al más puro estilo madridista de los últimos tiempos, con un cabezazo de su salvador que se aprovechaba de la estrategia con pantalla al rival de Lucas Vázquez y del centro medido de Luka Modric.

Los buenos recuerdos del clásico en el Camp Nou ya estaban instalados en la memoria de Zidane de su etapa como jugador. Tan solo perdió en una de sus cinco visitas, que sumadas a las de su versión entrenador le convierten en un auténtica especialista en casa del gran enemigo.

Si hay una fecha inolvidable para él es el 23 de abril de 2002, con un Camp Nou totalmente abarrotado para la ida de las semifinales de la Liga de Campeones, cuando firmaba un tanto antológico. Libre de marca a los 56 minutos, aparecía por la izquierda para perfilarse a la portería del Barcelona y picar el balón por encima del meta argentino Bonano y lanzar al Real Madrid a la final de Glasgow.

Aquel 0-2 fulminaba una maldición de nueve años sin vencer en territorio barcelonista. Y como entrenador terminaba con otra, la que sufrían los entrenadores recientes madridistas en su estreno. Además eliminaba de la memoria el doloroso 0-4 que encajó el Real Madrid con Benítez. Volvía a hacer sentir a sus jugadores capaces de competir y de superar a su gran rival.

En total, durante las cinco temporadas que Zidane defendió la camiseta blanca, se enfrentó hasta en once ocasiones al Barça. En el Bernabéu en su primera campaña venció 2-0 en Liga y empató a uno en semifinales. Se repitió marcador, 1-1 en la competición doméstica en su segunda. Perdió 1-2 en la 2003-04. Goleó a la siguiente 4-2 y el último Clásico en el coliseo madridista dejó un 0-3 y la ovación a la exhibición del brasileño Ronaldinho.

En el presente, tras dejar su futuro en el aire con un mensaje que nadie creyó por la confianza ciega que tienen en Zidane la directiva encabezada por Florentino Pérez y el vestuario, el técnico francés tiene en su mano convertirse en leyenda con la posibilidad de conquistar un doblete de los títulos más grandes, Liga de Campeones y Liga, 59 años después.