El inglés Lewis Hamilton (Mercedes) ganó el Gran Premio de China, el segundo del Mundial de Fórmula Uno, disputado en el circuito de Shanghái, donde relegó al segundo puesto al alemán Sebastian Vettel (Ferrari), con el que ahora comparte el liderato del certamen.

Hamilton, de 32 años, triple campeón mundial y que había sido segundo en la carrera inaugural, en Melburne (Australia), por detrás de Vettel (29), invirtió puestos con el alemán, tras lanzar un duro contraataque en una carrera en la que el holandés Max Verstappen (Red Bull) protagonizó la remontada, al acabar tercero, y que el astro inglés resolvió con un "Grand Slam" al ganar desde la "pole", liderando de principio a fin y marcando la vuelta rápida.

Con un coche para echarse a llorar, Alonso volvió a sacar, mientras pudo, petróleo del McLaren-Honda. Tras salir decimotercero, el doble campeón mundial asturiano llegó a rodar sexto y se mantuvo en zona de puntos hasta que se rompió, en la vuelta 35, el palier de la transmisión de su monoplaza. Fernando, que entró en garaje con el "safety" virtual, en la segunda vuelta, afirmó que espera seguir divirtiéndose hasta que el coche funcione. De mano, lo hizo unas vueltas, reteniendo los ataques de Bottas, con un Mercedes. Pero, salvo milagro, ésta no parece campaña de éxitos para el ovetense.

Mucho mejor pintan las cosas para su compatriota Sainz, que acabó séptimo en Shanghái. El madrileño, hijo del doble campeón mundial de rallys de igual nombre, que no paró hasta la 28, mejoró un puesto su actuación de Albert Park y es séptimo en el Mundial, con 10 puntos.

Por delante, Hamilton y Vettel mantuvieron sus puestos y ahora comparten liderato, con 43, anunciando un nuevo duelo dentro de una semana, en Bahrein. Ricciardo atacó con dureza a Verstappen, pero el holandés aguantó el tipo y festejó tercera plaza. A poco que avance su Red Bull, Max también puede acabar pidiendo cartas este año.