EL Tenerife ganó a su manera, porque el partido se le puso para ello. Fue un triunfo del oficio, bien lejos del contenido del juego propiamente dicho. Es obvio que el penalti con el que el colegiado obsequió a Aitor Sanz condicionó el resultado, incluso lo provocó, pero no es menos cierto que esa ventaja en el marcador cambió el guion en el juego. Tanto fue así que, después de 15 intensos minutos iniciales de dominio de la situación, más por empuje que por control de la pelota, el Tenerife se limitó a sobrevivir el resto del primer tiempo sin una mínima intención de armar una jugada de contragolpe, sin opciones para pausar el juego y sin otro recurso que poner la bola en campo rival para que el Oviedo volviera a empezar, una y otra vez.

No todo se explica a partir de un razonable instinto de conservación de la ventaja, en el precioso marco de un Heliodoro entregado y en el contexto de un partido tan importante ante un rival directo. Al Tenerife le faltó la segunda mitad del argumento, la que pedía algo más de control para respirar del acoso asturiano. El equipo de Martí tuvo fases de repliegue intensivo tras ponerse por delante, asfixiado por su déficit en las segundas jugadas. Tras cada rechace, el Oviedo llegó antes, con un centro del campo muy poblado (4-4-2), tirando atrás a Susaeta para armar jugadas, con los laterales, sobre todo el derecho, muy activo en campo contrario, apretando cerca del área hasta generar situaciones de gol tan claras que le animaban a ir más arriba. Susaeta puso a prueba a Dani (27'') con un disparo abajo, y Lucas Torró acarició el empate con un cabezazo, precisamente en una segunda jugada, en la que Dani hizo la parada de la tarde enviando la pelota a córner. Era el minuto 43 y no había habido ninguna noticia del Tenerife en dirección a la portería de Juan Carlos, que solo tocó un balón, el del penalti que casi le desvía a Aitor Sanz.

En esa dinámica de los defensas de quitarse el balón de encima, desapareció de la escena Shibasaki, que se alineó "de Aarón Ñíguez", partiendo desde la izquierda con la idea de que se metiera por dentro para alimentar a Amath. El problema es que el equipo nunca salió jugando de frente, ni siquiera llevó el balón a Aitor en el escalón intermedio, y el japonés tampoco se dejó ver más atrás para darle continuidad a la jugada. Menos se supo de Amath, desasistido. El Tenerife se fue al descanso ganando en base a esa consistencia granítica que tiene sin la pelota, en la que Alberto es un pilar de hierro. El majorero le ganó mil batallas de cabeza a todos, en especial a Toché, aunque luego con el balón se trabó más de una vez.

Martí buscó una solución al descanso. Puso en el campo a Lozano, una invitación para que el equipo conectara con él y el hondureño pudiera aguantar el balón en campo ajeno yasí hacer volver al Oviedo. No le funcionó, el equipo siguió sufriendo, sobre todo en las pocas acciones en las que los de Hierro fueron profundos, o sea, cuando entraron por abajo por los costados. Así, en el 56'', Carlos Ruiz salvó el empate bajo los palos.

Buscando desequilibrios en su juego de posición, Hierro tiró de Saúl Berjón, mejor en espacios cortos que Nando, para tratar de evitar tanto centro de frente al área, y luego metió en el campo a Linares, apostando por dos arietes, al precio de rodar a un costado a Susaeta; con ello perdió control y apostó más por el juego directo. El acoso ovetense bajó, y Martí aprovechó para meter en el campo a Rachid en lugar de Vitolo, con la intención de recuperar algo de control a través de la pelota. El francoargelino jugó una buenos minutos, aunque no tomó el mando del juego, con lo que las acometidas del Oviedo aún tendrían algún episodio más, como el paradón que le hizo Dani Hernández a un remate de Toché (68''), tras una acción en la que Carlos se quedó enganchado.

En el manejo del último tramo del encuentro, con el apoyo de un público diferencial, Martí apostó por revitalizar el contraataque con la entrada al campo de Suso en lugar de Shibasaki. El tacuense, recibido con una atronadora ovación que superó incluso a la que le dispensó el estadio a la salida de escena de Gaku, interpretó de manera óptima el momento del partido, en lugar de correr, entretuvo, pausó el juego, enfrió el choque y un poco también desquició a un rival que ya jugaba a la desesperada y entraba en disputas subidas de tono, más cercanas a la expulsión. Se la jugaron Toché, que pidió otro penalti por un supuesto empujón de Lozano y Torró. Aunque el partido murió sin más sobresaltos, el final fue un gran desahogo.

1-0

tenerife real oviedo

CD Tenerife: Dani Hernández, Raúl Cámara, Jorge, Carlos Ruiz, Camille; Vitolo, Alberto, Aitor Sanz, Omar Perdomo, Amath y Shibasaki. En el descanso, Choco Lozano ocupó el lugar de Omar; en el minuto 67, Rachid suplió a Vitolo; y en el 74'', Suso por Shibasaki.

Real Oviedo: Juan Carlos (s.c.); José Fernández (2), David Costas (1), Verdés (1), Christian (1); Erice (1), Torró (2), David Rocha (0), Susaeta (2), Nando (2); y Toché (1). En el minuto 56, Saúl Berjón (0) entró por Nando. En el 66, Linares (0); y en el 85'', Michu (s.c.), por José Fernández.

Árbitro: David Pérez Pallás (Comité Gallego). (0). Sus errores fueron determinantes. Señaló un penalti inexistente a favor del Tenerife (16'') por un leve contacto de cadera de un defensa con Aitor; y los visitantes le reclamaron un derribo de Lozano a Toché, por empujón. Tampoco estuvo bien en el uso de las tarjetas, porque permitió una agresión de Toché a Jorge en un salto y también dejó sin segunda amarilla a Lucas Torró, por un derribo a Amath. Además, no sacó una amarilla clara a Saúl por agarrón. Hubo amarillas a Lozano (65''), Carlos Ruiz (81'') y Alberto (83''), y a los visitantes David Costas (25''), Verdés (60''), Juan Carlos (65''), Toché (72''), Lucas Torró (76''), Erice (87'') y al segundo entrenador.

Gol: 1-0, m. 16: Aitor Sanz transforma el penalti, aunque Juan Carlos llega a tocar el balón.

Incidencias: Partido de la trigésimo segunda jornada de la Liga 1 2 3, disputado en el estadio Heliodoro Rodríguez López ante 17.535 espectadores. Tarde soleada y terreno de juego en aparentes buenas condiciones. El Tenerife lució su indumentaria habitual y el Real Oviedo, todo de negro.Se guardó un minuto de silencio en memoria del exjugador del CD Tenerife, Francisco García Martín.

Rueda de prensa de José Luis Martí, Entrenador del Tenerife