Una acertada estrategia del equipo Ferrari, que no ganaba una carrera de Fórmula Uno desde septiembre de 2015, dio la victoria al tetracampeón mundial alemán Sebastian Vettel, que superó al tricampeón británico Lewis Hamilton (Mercedes) retrasando el cambio de neumáticos, una elección ganadora.

Ferrari ha vuelto, y lo ha hecho con la inteligencia necesaria para aprovechar la única parada del Gran Premio de Australia en su favor, en una carrera en la que Hamilton salió de la "pole" sin problemas, pero en la que Mercedes se equivocó al adelantar su parada, después de la que quedó bloqueado tras el Red Bull del holandés Max Verstappen, mientras Vettel tomaba una distancia definitiva.

Las "flechas plateadas" fueron las grandes damnificadas de la carrera, con una mala estrategia para Hamilton, que incluso sufrió al final con su compañero finlandés Bottas, que fue más rápido en la segunda mitad de carrera que él y llegó a ponerse muy cerca, y no puso en peligro su segundo puesto por órdenes de equipo.

Raikkonen logró el cuarto, seguido por Verstappen, protagonista con su Red Bull tras la retirada por problemas mecánicos del australiano Daniel Ricciardo. Le siguieron el brasileño Felipe Massa (Williams), sexto, y el mexicano Sergio Pérez (Force India), séptimo.

Carlos Sainz (Toro Rosso) terminó octavo por delante de su compañero ruso Daniil Kvyat, al que tuvo que dejar pasar por decisiones de equipo pero al que luego rebasó por sus problemas mecánicos, y cerró los puntos el francés Esteban Ocon (Force India), beneficiado por la rotura de la suspensión de Fernando Alonso (McLaren-Honda), que abandonó a tres vueltas del final.

También fue perjudicado por la mecánica el ídolo local, Daniel Ricciardo (Red Bull), penalizado con cinco puestos en la salida por cambiar la caja de cambios, al que se le paró el monoplaza en la vuelta de reconocimiento, lo que ya le hizo salir desde garajes y dio al traste con su carrera.