El Iberostar Tenerife se encuentra desde ayer en Grecia para afrontar el partido de ida de los octavos de final de la Champions League contra el Paok Salónica.

Los tinerfeños, exentos de los dieciseisavos de final de esta competición al terminar primeros de su grupo, afrontan este primer choque de octavos por la puerta grande, como líderes de la Liga ACB, la mejor competición de Europa.

El duelo ante el PAOK Salónica, un histórico dentro de las competiciones europeas, se presenta muy complicado para los tinerfeños, ya no solo por el potencial del rival, sino por lo complicada que es su cancha con seguidores que apoyan mucho a su equipo.

Txus Vidorreta dispondrá de todos sus efectivos para medirse al conjunto heleno, salvo Javier Beirán. Hoy será importante ver cómo va avanzando el recuperado Nico Richotti, que en cada partido juega más minutos, así como esperar que Tariq Kirksay siga aportando como lo hizo en Fuenlabrada.

Pero esta segunda fase le va a exigir más al Iberostar Tenerife. Perder o traer un mal resultado del PAOK Sport Arena supondría tener muy complicado seguir en Europa, por lo que la exigencia para esta cita es máxima.

Jugadores, técnicos y club quieren seguir hacia adelante. Aspiran a más, no se conforman con lo que brillantemente han logrado y para conseguirlo hace falta sacrificio, intensidad y esfuerzo.

Enfrente tendrán a un rival muy duro. El PAOK Salónica se encuentra en la zona media de su Liga, en un grupo detrás de los dos grandes: Panathinaikos y Olympiakos y luchando por esa tercera plaza con el Aris y el AEK. El conjunto heleno superó al Partizán en la anterior eliminatoria después de perder en casa (74-76) y derrotarlos en su cancha, la Pioner, por 78-82.

El Iberostar está preparado para jugar al máximo nivel y no solo lo está demostrando en la Liga, sino también en Europa. Lo que ocurre es que al ser partidos a doble vuelta cualquier error podría ser muy castigado.

Para hoy no hay favoritos, pero sí un Iberostar muy motivado.