Levantó la voz ayer Alberto Toril, entrenador del Elche CF, para quejarse por el formato de la Copa del Rey, competición casi clandestina hasta que en la cuarta eliminatoria entran los equipos de Primera División. "Creo que la Copa es mala para los Segunda, que se exponen a viajes, lesiones y desgaste. Está hecha para los grandes", expuso repitiendo un discurso que cada temporada resuena en las paredes de alguna sala de prensa.

Para el Tenerife, condenado a jugar fuera del Heliodoro Rodríguez López en cada eliminatoria a partido único desde 2008, se hace especialmente duro. Hoy, sin ir más lejos, viaja a Valladolid apenas 48 horas después de regresar del desplazamiento del pasado fin de semana a Reus. Si supera a los pucelanos a domicilio, como ya hizo en la eliminatoria anterior en el Ángel Carro ante el Lugo, le llegará por fin la oportunidad de enfrentarse a un Primera. Pero el premio será de consolación.

Barcelona, Real Madrid, Atlético de Madrid y Sevilla están reservados para los clasificados de Segunda B. Son seis, con lo que los otros dos se repartirán rival entre Athletic de Bilbao, Villarreal y Celta de Vigo. Sobrará uno, que sí se emparejará con un rival de la categoría de plata.

Por tanto, el siguiente adversario blanquiazul saldría de un grupo en el que solo Las Palmas y Valencia parecen atractivos para el espectador. El resto (Deportivo, Sporting, Alavés, Eibar, Real Sociedad, Osasuna, Leganés, Espanyol, Málaga, Betis y Granada) no compensaría en exceso el esfuerzo. Por si fuera poco, esa ronda de dieciseisavos ya se jugaría a doble partido. Los de Segunda contarían con la desventaja de disputar fuera de casa la vuelta.