La victoria del CD Tenerife en el Ángel Carro de Lugo ha pasado ya a la historia blanquiazul, no por la trascendencia del resultado para la competición en curso (solo avanza una ronda y tendrá que eliminar a otro Segunda para verse las caras con un rival de la máxima categoría), sino por el tiempo que había pasado desde la última vez que superó una eliminatoria a partido único fuera de casa.

Cierto es que el formato de competición de la Copa del Rey ha cambiado mucho y que, en la mayor parte de sus ediciones, se ha desarrollado a doble partido. Pero la coincidencia de ocho años consecutivos jugando a domicilio, todas ellas saldadas con derrota hasta el pasado martes, había convertido el asunto en pesadilla para lo seguidores de la escuadra insular. Los goles de Germán y Cristo González obraron el milagro de la remontada y pusieron fin a 30 años de sequía.

Porque el Tenerife no dejaba en la cuneta a un adversario copero jugando en campo contrario desde el ya lejano 17 de septiembre de 1986. Militaba entonces en Segunda División B e iniciaba una campaña, ya con Javier Pérez de presidente y Martín Marrero a los mandos, que desembocaría en su retorno a la categoría de plata. En los albores de aquel curso, el bombo deparó un cruce con el representante de Tercera en la competición, el CD San Andrés.

El encuentro se jugó aquella tarde en el vetusto (y ya desaparecido) campo de Las Teresitas. El once visitante fue el formado por Celestino, Pedro Martín, Toño Hernández, Campello, Sirvent, Bernard, Salvador, David Amaral, Víctor Matute, Chalo y Quico de Diego, entrando en la segunda mitad Toño Reyes y Quique Medina.

Media hora soportó el cuadro del barrio costero de Santa Cruz el empuje de los blanquiazules. En ese momento, una internada de David hasta la línea de fondo acabó en un centro que remató Víctor a la red. El ahora entrenador tinerfeño asistió también en el segundo, esta vez a Salvador. Y antes del descanso volvió a encontrar portería el autor del 0-1. Aunque marcó Quico para los locales, Chalo completó la goleada en el minuto 73 de partido.

La crónica, publicada al día siguiente por Jornada Deportiva, habla de importantes bajas en el San Andrés (Bartolo, Bruno y Ortega), que mermaron el potencial de los costeros. También hace alusión a las "ocasiones erradas" por Chalo, que pudieron aumentar la diferencia en el marcador. Y sobre todo, se refiere a la trascendencia del envite para un Tenerife que estaba obligado a seguir adelante y cruzarse con Las Palmas. En un momento económicamente delicado, la nueva directiva necesitaba hacer taquilla y nada mejor que enfrentarse a los amarillos que, aquella misma tarde, habían superado al Maspalomas también por 1-4. El resultado, como si fuera fijo entre equipos de las Islas, se repitió en el derbi disputado en el Heliodoro. Aquella UD de los Juanito, Julio Durán, Koke Contreras, Luiso Saavedra y Narciso puso fin a la aventura tinerfeñista en la Copa.

El Tenerife repitió éxito a domicilio varias veces en las ediciones siguientes. Al año siguiente, ganó al Laguna (1-2) y repitió en 1989 al Rayo Vallecano (1-3), pero ya en eliminatorias a doble partido. Bajo este mismo formato, superó al Baskonia (0-1) en 1990, al Badía (1-5) en 1991, Aranjuez (0-2) en 1992, Mallorca (1-3) en 1993 y Real Madrid en 1994. Fue esta la victoria más sonada en la historia blanquiazul, con aquel histórico 0-3 cimentado en la ofuscación blanca tras las dos ligas perdidas en la Isla y una maravillosa actuación de Diego Latorre. Aquellos años de buenas noticias lejos del Heliodoro tuvieron su abrupto final en 1995, después de ganar al Vélez Málaga (1-2) con goles de Juan Antonio Pizzi y Víctor.

Desde entonces, acumuló 20 partidos sin ganar a domicilio en la competición del KO (Levante, Deportivo, Atlético de Madrid, Las Palmas, Sanse, Benidorm, Zamora, Compostela, Mallorca, Lanzarote, Numancia, Murcia, Elche (dos veces), Celta, Cerceda, Alcoyano, Eibar, Girona y Leganés) que tuvieron su punto final en Lugo.