Los primeros días de competición de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro supusieron una dosis de pesimismo generalizado acerca de las opciones españolas en cuanto a un número de medallas relativamente aceptable. ¿Se repetiría una actuación como la de Sídney, donde la delegación española solo pudo cosechar 11 metales (la más baja cantidad desde los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992)?

El devenir de las jornadas acabó por desterrar la idea. Al final, 17. Tantas como en Atlanta 1996 y Londres 2012, a una de Pekín 2008, a tres de Atenas 2004 y a cinco de la cita de la Ciudad Condal.

Una cantidad de metales que tiene un matiz de suma relevancia. Y es que siete han sido de oro -cuatro, de plata; seis, de bronce; y 38 diplomas olímpicos-. Salvando los 13 títulos que deparó Barcelona ''92, jamás España ha obtenido tal cantidad de triunfos. El montante dorado ha propiciado que la delegación nacional termine en el décimo cuarto lugar del medallero.

No solo eso. Los datos dados a conocer ayer por el Consejo Superior de Deportes arrojan una mejora de España en la clasificación de potencias olímpicas mundiales tras la celebración de los Juegos. Ahora mismo es décima tercera. Mejora en una posición su puesto tras Pekín y Londres, aunque no consigue su mejor clasificación en esta lista, ya que después de Barcelona fue novena y tras Atenas, duodécima.

España se presentó en Río con alguna sensible baja, principalmente la del triatleta Javier Gómez Noya, única alternativa realmente clara al dominio de los hermanos Brownlee, como se demostró en la prueba. Marc Gasol, también lesionado, tampoco pudo incorporarse a la selección española de baloncesto, ni Alberto Contador a la de ciclismo en carretera. Los equipos masculinos de balonmano y natación sincronizada, e incluso el de fútbol, eran ausencias significativas al no haber obtenido la clasificación.

Pero los pesos pesados de la delegación, empezando por el abanderado Rafa Nadal -ganó el oro en dobles junto a su amigo Marc López y en el cuadro individual estuvo cerca de la final-, tiraron del carro y guiaron una actuación notable en la que numerosos participantes, aún sin conseguir medallas, compitieron al máximo nivel y estuvieron cerca del podio.

El elevado número de diplomas es el más claro síntoma de este hecho y de que los deportistas estuvieron en disposición de alcanzar la gloria, pero faltó un solo paso. Un plato, en el caso de la tiradora Fátima Blázquez; centésimas, en el del piragüista Sete Benavides; un polémico gol a 1.27 del final en el caso del hockey masculino; unos segundos en el de Jonathan Castroviejo en la contrarreloj de ciclismo; y un mal día en la última regata de Berta Betanzos y Támara Echegoyen en 49er. impidieron más podios.

Mireia Belmonte, una de las reinas del deporte español, estrenó el medallero el primer día de competición con el bronce en los 400 estilos y cuatro jornadas después obtuvo el primer oro de su carrera olímpica y el de la delegación, al vencer en los 200 mariposa. Era su cuarta presea en unos Juegos.

Al margen de Mireia Belmonte, hubo otro doble medallista. Llegó también del agua, de la Lagoa Rodrigo de Freitas. El catalán afincado en Asturias amplió su palmarés olímpico con el oro en K2 200 metros -junto a Cristian Toro- y el bronce en individual en K1 200 metros.

Un joven que pensaba en Tokio 2020 como Marcus Cooper dio la sorpresa en K1 1.000 al más puro estilo Cal, con una remontada espectacular en la final. Las aguas bravas, el eslalon, vivieron la coronación de "mamá" Maialen Chourraut -oro-.

Los otros dos oros llegaron de otras dos deportistas que se pueden considerar también reinas del deporte español, una joven, Carolina Marín, y otra ilustre veterana, Ruth Beitia, la mejor atleta nacional de todos los tiempos.

Las platas vinieron del atletismo -la primera de este deporte desde Atenas- con el vallista nacionalizado Orlando Ortega. Por equipos, el baloncesto femenino y la gimnasia rítmica subieron al segundo escalón del podio. También lo hizo Eva Calvo en taekwondo.

El mentado último deporte reportó otra plata de la mano de Joel González -campeón olímpico en Londres-. La haltera Lidia Valentín -está a la espera que le confirmen su medalla de oro en los anteriores Juegos por dopaje de su rivales-, el emocionado ciclista de montaña Carlos Coloma y la "ÑBA" de baloncesto, en la que compareció el tinerfeño Sergio Rodríguez, también mordieronla presea de bronce en los Juegos de Río.