Mendizorroza es uno de esos campos que no se le dan especialmente bien al CD Tenerife. Es verdad que, en sus anteriores 14 comparacencias ligueras, ha logrado sumar en seis de ellas. Pero solo una vez volvió a la Isla con los tres puntos en juego. Sucedió en la temporada del último ascenso a Primera, la 08-09, en la que el conjunto que dirigía por entonces José Luis Oltra rompió su gafe vitoriano ganando 1-2 con goles de Alejandro Alfaro y Óscar Pérez. Era la jornada 17 del Campeonato y aquel triunfo permitió a los blanquiazules llegar destacados al parón navideño. Como curiosidad, en las filas del Deportivo Alavés fue alineado Raúl Llorente (posteriormente jugador tinerfeñista) y entró desde el banquillo De Marcos. El gol local lo anotó Javi Guerra.

Ese día rompió su mal fario el Tenerife, como hizo durante el curso 13-14 en Alicante. Entonces, derrotó al Hércules por dos a tres en uno de esos recitales de Ayoze Pérez, que hizo un doblete. En el tanto definitivo le asistió Nano que, impulsado por Álvaro Cervera, hacía entonces sus primeras incursiones con los mayores. Fue el primer éxito en el Rico Pérez después de una veintena de visitas anteriores en las que empató tres veces y perdió 17. Se trata además del campo en el que más ocasiones ha jugado el cuadro insular en competición nacional, aunque será superado esta temporada por el del Córdoba. Y El Arcángel, ya sea en su versión antigua o en la más moderna, es otro de los recintos en los que nunca se ha presenciado un triunfo tinerfeño. Y eso que ha ido 21 veces, con seis empates entre ellas.

Xerez, Granada, Barcelona B o Numancia son otros rivales clásicos de Segunda que no se le dan bien al Tenerife en tierras peninsulares. Pensando en el futuro más próximo, la parte positiva es que solo dos de los campos malditos serán visitados por los de José Luis Martí en el tramo final de la presente temporada. Aparte del mencionado Córdoba, cerrará la liga regular ante el Bilbao Athletic. Hasta ahora solo ha ganado en una ocasión, saliendo derrotado en otras ocho. Y es que los filiales, con la excepción del Castilla, no se le dan especialmente bien a los blanquiazules. De momento, no saben lo que es ganar a domicilio a Atlético Madrileño y Mestalla, pese a sus ocho y doce visitas, respectivamente. Son esos pequeños fantasmas estadísticos por superar.