El Almería lleva 21 jornadas en puestos de descenso. El Tenerife de la temporada 10-11, que acabó cayendo a Segunda División B, también lo estaba a estas alturas de Campeonato y superaba la veintena de semanas en esa triste ubicación de la que solo salió cuatro días durante los diez meses de competición. Aquel triste peregrinar recuerda y mucho al actual del recién descendido de Primera. Pero hay más datos para la preocupación, para pensar si bajar dos escalones consecutivos en otros tantos años es ahora el destino de los andaluces.

El conjunto rojiblanco ha tenido ya tres entrenadores (Sergi Barjuán, Joan Carrillo y Néstor Gorosito) y uno interino (Miguel Rivera), los mismo que en el caso blanquiazul (Gonzalo Arconada, Juan Carlos Mandiá, Antonio Tapia y, durante un encuentro, Alfredo Merino).

Hace cinco años, el delantero estrella de la categoría residía en la Isla: Nino. Anotó 17 goles y, después de 27 jornadas, llevaba nueve ya. El de este curso lo hace en tierras almerienses: Chuli. Por él se pelearon una docena de equipos, pero eligió (teóricamente) el caballo ganador. De momento, naufraga como su equipo. Lleva solo cinco tantos y las dudas sobre su rendimiento crecen.

El presupuesto más alto de entonces era el del club que preside Miguel Concepción y, según los topes salariales, ese lugar le corresponde ahora a la entidad rojiblanca. Como entonces el dirigente palmero, Alfonso García también fijó el objetivo inexcusable en el retorno a la máxima categoría. Las coincidencias llegan hasta el mercado de invierno, al que recurrieron ambos y de la misma manera: poco renombre y más solidez. Está por ver si el final del cuento es el mismo, pero el guion se va repitiendo.