Otro partido más -y son cuatro seguidos- en el que el CD Tenerife no es capaz de conseguir el botín de los tres puntos a pesar de no ser inferior a su rival, en este caso un aspirante al ascenso como el recién ascendido Real Oviedo. Otro partido más en el que los blanquiazules se marchan con la sensación de poder haber arañado al menos un punto tras gozar de varias ocasiones de gol y unas cuantas aproximaciones frustradas a la meta asturiana. El de ayer fue la demostración, de nuevo, de que el combinado tinerfeño está en la categoría de equipo inocuo para el nivel de algunos rivales como los que se ha tropezado en este tramo de competición. La imagen no es mala, pero, con todo, no le basta para poder hacer más daño a sus contrincantes, y mucho menos cuando se desaprovechan las pocas oportunidades en el área rival. Por eso, la lectura final de la derrota en el Carlos Tartiere es de decepción -una más-, pese a algunos signos positivos que se vieron en campo carbayón. Una de esas señales para el optimismo tiene que ver con la magnífica actuación individual de Ricardo León, que como se esperaba apareció en el centro del campo para suplir a Alberto. Ricardo dio una lección de fútbol, y demostró que su larga desaparación de los planes de Martí ha sido un error por parte del preparador balear. En Oviedo jugó en su posición natural, de mediocentro organizador, y sacó un repertorio de pases con sentido, control del juego, y maestría a la hora de guiar a sus compañeros en busca de la portería de Esteban. Ricardo tiene mucho más fútbol que el de todos sus competidores juntos, pero la insistencia del cuerpo técnico del Tenerife por un centro del campo más bregador lo ha alejado del verde. Y con su ostracismo el equipo ha estado atascado en muchos partidos teniendo la solución delante de sus narices. El norteño hizo moverse con peligro a los tres atacantes del Tenerife ayer en Oviedo: Suso -que volvía al "once"-, Omar y Lozano se aprovecharon de la inspiración de Ricardo para crear problemas a la zaga oviedista, pero se toparon de nuevo con la falta de claridad a la hora de finalizar el caudal de balones envenenados que lograba filtrar el centrocampista de La Longuera. El partido empezó con el Oviedo asustando al Tenerife. Koné, Toché y Johannesson tuvieron las primeras ocasiones, y tras varias acciones de peligro sobre la portería de Dani, los de Martí comenzaron a soltarse con la superioridad en la parcela ancha. Con llegadas bien organizadas, Lozano y sobre todo Suso, con un mano a mano con Esteban, pudieron marcar. El de Taco se encontró con una buena intervención del veterano e incombustible guardameta ovetense, que respondió con una gran parada a un disparo ajustado y duro del capitán blanquiazul. Esteban también desvió una falta de Ricardo, y el partido era en ese tramo dinámico y vistoso. Pero en un desajuste defensivo del cuadro tinerfeño llegó el único gol del partido en el minuto 23. Susaeta maniobró sin oposición por el margen derecho del ataque local y sirvió al área un balón perfecto que remató solo de cabeza Toché. La pasividad con la que el CD Tenerife defendió esa acción clave en el partido la pagó cara, y el Oviedo respiró con el uno a cero a su favor. Pero el Tenerife no se vino abajo, y Aitor gozó de otra ocasión con un disparo desde la frontal que se marchó fuera por muy poco. Al acabar la primera parte se intuía que los insulares podían apretar para llegar a empatar tras el descanso. Pero no fue así, y la buena versión del primer acto fue a menos en el segundo tiempo. Llegaron los cambios, y antes del minuto 60 Cristo González entró en el sitio de Omar. Moutinho y luego Nano salieron también desde el banquillo y reactivaron al Tenerife, disponiendo de varias llegadas amenazantes. En una de ellas el helvético pidió penalti por un derribo en el área, pero el colegiado no lo estimó así en una acción dudosa. En otra, Nano arrancó en velocidad y provocó la expulsión por doble amarilla de Verdés. Con 10 minutos por delante y el rival con un jugador menos, los blanquiazules se volcaron a la desesperada, con Germán ya descolgado en ataque como un delantero más, pero no fue posible, y el Tenerife se marchó de vacío y continúa coqueteando con la zona roja.