Fue un partido para tópicos recurrentes. Cada equipo se sintió mejor en una mitad, el Leganés en el primer tiempo y el Tenerife, en el segundo, y los dos defendieron un estilo diferente de jugar, casi contrapuestos entre sí. Es un empate bueno, en la medida en que el Leganés tiene nivel de aspirante al "play off". De hecho, si hubiera visitado el Heliodoro hace un mes habría ganado. Es verdad que el Tenerife estuvo más cerca de la victoria, a centímetros, porque en su única ocasión clara de toda la tarde Pedro Martín tiró por fuera un pase en el que Suso lo dejó solo a meta vacía para empujar el balón, en el minuto 71, pero no es menos cierto que, exceptuando el cabezazo de Alberto en el último córner, que paró Serantes (93''), el equipo de Agné no remató ni una sola vez a portería y, en muchos tramos del choque, estuvo por debajo. En especial, en la primera parte, el Leganés manejó a placer el juego. Es un equipo de toque, que lo hace pasar todo por el criterio que le da Sastre en el medio y por un desequilibrante Eizmendi en todo el ancho de la zona de media punta. El balón fue de los verdes, como seguramente esperaba Agné, pero a su equipo le fracasó el plan para contrarrestarlo y hacerle daño. El Tenerife repitió con su 4-3-3, con la idea de que los del medio, Aitor y Cristian, que debían jugar avanzados por delante del pivote Vitolo, ocuparan campo, apretaran y sacaran pases en ventaja para los tres que enganchaban por delante, pero esa segunda línea local fue perdiendo terreno y se hundió muy pegada a la defensa, hasta convertir su defensa panza arriba en un repliegue intensivo. No hubo obstáculos para que el Leganés avanzara a sus laterales y manejara el partido el campo local, pero la respuesta defensiva individual de los blanquiazules fue muy competitiva, negando la profundidad al rival. En ataque, a Nano y compañía solo les quedó el recurso de tirar carreras contra los centrales, porque desde tan atrás el Tenerife no sacaba pases de contraataque, sino pelotazos. Así y todo Nano hizo dos o tres jugadas de mérito. Cuando tenga más confianza y no se apresure en los pases, será mucho más desequilibrante. La decoración cambió poco cuando se lesionó Cristian y entró Ricardo (Agné lo puso de pivote y avanzó a Vitolo). Del dominio visitante dan fe las tres paradas de Dani Hernández, cada una más difícil que la anterior y siempre para tapar remates frontales tras jugadas de desequilibrio de Eizmendi por la izquierda. La última de ellas, en el 36, la coronó el propio Eizmendi y respondió de manera admirable, abajo, el meta tinerfeño. Del descanso volvió diferente el Tenerife. Aitor jugó más adelantado la segunda mitad, tirado un poco a la derecha y Vitolo con Ricardo cerraron por el medio. El equipo ocupó más el espacio por el que antes se había partido en dos bloques (uno de 8 y otros de 3), dio un claro y decidido paso adelante y el partido se dividió, tanto que Pedro tuvo la primera a los 2 minutos, pero remató alto tras un despeje de puños de Serantes (era la primera vez que tocaba el balón). Mediado este período, con el Tenerife más metido, con más juego en el medio, sonó la hora de los entrenadores, el momento de los cambios y ninguno de ellos, ni Garitano ni Agné se alejaron de su guión. El visitante sacó al lateral zurdo, que tenía tarjeta, y añadió más fútbol con Szymanowski y luego con Galarreta y más tarde con Omar. El de casa sumó velocidad y ruptura, primero con Jairo y luego con Omar Perdomo, en este caso por Aitor Sanz. El Tenerife se quedó con cuatro atacantes y todo el bloque defensivo por detrás. Es evidente que, él dice que de momento, Agné no ve conveniente la figura de un futbolista bisagra que enriquezca con precisión el final de la jugada y, además, añada algo de pausa. El público pitó los cambios, sobre todo la salida de Nano, entendiendo que el más flojo en el campo era Pedro Martín (es una elección física), pero fue al malagueño a quien eligió el partido para la gloria. Su remate fuera a puerta vacía colmó su racha de negación ante el gol. Los últimos 15 minutos fueron muy tensos, con dos equipos cara a cara. Pudo ganar el Leganés con un cabezazo de Borja Lázaro, por encima del larguero en el 89'' y casi lo hace el Tenerife en el remate de Alberto. Uno con juego y el otro apostando por otra cosa, que aquí no gusta, en especial si no gana.

0-0

tenerife-LEGANÉS

CD Tenerife: Dani Hernández; Cámara, Carlos Ruiz, Alberto, Aurtenetxe; Vitolo, Aitor Sanz, Cristian García; Suso Santana, Nano y Pedro Martín. En el minuto 21, Ricardo entró por Cristian, lesionado; en el 59, Jairo sustituyó a Nano, y en el 79, Omar Perdomo, por Aitor Sanz.

Leganés: Serantes (1); Víctor Díaz (1), Insua (1), Mantovani (2), Luis Ruiz (1); Alberto Martín (1), Sastre (2), Eizmendi (2), Rubén Peña (1); Guillermo (0) y Borja Lázaro (0). En el minuto 63, Szymanowski (0) entró por Luis Ruiz; en el 69, Galarreta (1) sustituyó a Guillermo, y en el 80, Omar Ramos (s.c.), por Sastre.

Árbitro: Javier Arberola Rojas (Comité Castellano-Manchego). (1). Regular en las jugadas de apreciación, en un partido cargado de disputas en el medio, aunque sí aplicó bien el criterio con las tarjetas. La que le mostró al visitante Luis Ruiz fue después de una falta inexistente, pero el jugador se equivocó al protestar cara a cara con el asistente. Anuló a cada equipo una jugada que acabó en gol. Al Leganés, en un forcejeo poco claro entre Borja Lázaro y Carlos Ruiz en el que sancionó falta del delantero; al Tenerife por fuera de juego de Pedro Martín. Amonestó al local Aitor Sanz (39''), y a Luis Ruiz (45'') por parte visitante. Le asistieron en las bandas Raúl Escuderos y Arturo Rodríguez. El cuarto árbitro fue Rubén Jiménez.

Incidencias: Encuentro de la octava jornada del Campeonato Nacional de Liga de Segunda División, Liga Adelante, disputado en el Heliodoro Rodríguez López, ante 7.763 espectadores. Tarde agradable y terreno de juego muy irregular, la pelota rueda dando saltos. El Tenerife lució su indumentaria habitual y el Leganés, todo de verde. El tinerfeño Omar Ramos fue recibido con pitos cuando entró en el terreno de juego, a diez minutos del final.