Sin mucho tiempo para darle vueltas al empate del pasado sábado en el campo del Huesca, el Tenerife entra en una semana en la que le esperan dos compromisos, uno de la Copa del Rey, este miércoles frente al Leganés, y otro de Liga, el domingo que viene ante el Oviedo, en Butarque y el Heliodoro, respectivamente.

El Torneo del KO vuelve a cruzarse en el camino de los blanquiazules acompañado de unos antecedentes que demuestran que se trata de una competición que no se le da nada bien, especialmente en las ediciones más recientes. De hecho, acumula seis campañas cayendo en la primera eliminatoria. Elche, Cerceda, Alcoyano, Éibar, Girona y Celta fueron sus madrugadores verdugos a partir de la temporada 2009/10, siendo el cruce con el club gallego el único que se jugó a ida y vuelta. Además, se da la casualidad de que todos los enfrentamientos se celebraron en campo rival, con la evidente excepción del citado choque con el Celta, que, no obstante, arrancó en Vigo.

Precisamente, el desafío de superar una eliminatoria a partido único en una cancha diferente al Heliodoro está vigente desde que el Tenerife se impuso al San Andrés en el campo de Las Teresitas el 17 de septiembre de 1986.

El equipo entrenado por Martín Marrero, que daba sus primeros pasos en un curso que acabó con su ascenso a la Segunda División A, venció con claridad al San Andrés (1-4) gracias a dos goles de Víctor, uno de Salvador y otro de Chalo. Quico fue el autor del tanto de los locales. Aquella tarde, Martín Marrero alineó de inicio a Celestino, Pedro Martín, Toño, Campello, Sirvent, Bernard, Salvador, David Amaral, Víctor, Chalo y Quico. Toño y Quique tuvieron minutos como suplentes.

Este triunfo llevó a los blanquiazules a verse las caras con la UD Las Palmas en la siguiente ronda, resuelta igualmente en un único partido. Ahí terminó su aventura en la Copa, pues los amarillos, en ese momento en Primera, ganaron con claridad en el Heliodoro. Fue la noche en la que el grancanario Narciso coló el balón en la portería de Aguirreoa en cuatro ocasiones. Víctor aportó el gol de la honra de los tinerfeños.

A partir de ahí, el Tenerife siguió participando en la Copa con alguna actuación histórica, como la que condujo al equipo (dirigido por Valdano) a la semifinal de 1994 con el Celta, y sin que tuviera que disputar más eliminatorias a partido único hasta el ejercicio 00/01.

Esa temporada, la del salto a la máxima categoría con Benítez, trajo dos alegrías en forma de triunfos frente al Oviedo y el Deportivo -no pudo luego con el Mallorca-. Un año después se produjo la famosa derrota (5-1) en Lanzarote, con Pepe Mel al frente del plantel. La serie de rondas a un solo encuentro continuó con más decepciones que buenas noticias. Estas últimas surgieron de las victorias ante el Celta (2004), con el premio de ver al Real Madrid en el Heliodoro, Polideportivo Ejido (2007) y Córdoba (2008). Ninguna tuvo continuidad en la siguiente eliminatoria.