Natalia Rodríguez (Torreforta, Tarragona, 02.06.79) ha prolongado seis años su carrera desde su fugaz momento de gloria, luego resuelto en calvario cuando, el 23 de agosto del 2009, en el estadio Olímpico de Berlín, pasó en dos minutos de ser campeona mundial de 1.500 a estar descalificada.

"He tenido muchas pesadillas, es algo que llevo ahí. Siempre quise dejarlo atrás, que no fuera un freno para mi carrera deportiva, pero somos humanos y aquello fue una experiencia muy dura", confesó a EFE dos días antes de su comparecencia en el Ayuntamiento de Tarragona para formalizar su retirada.

El sueño de la atleta de mirada dulce y voluntad de hierro, de torso ligero sobre un poderoso tren inferior, devino aquella infausta jornada en pesadilla y, aunque la Federación Española le tributó, a efectos económicos, honores de campeona, ya nunca alcanzó la misma forma.

Se va con el récord de España de 1.500 (3:59.51), diez títulos nacionales al aire libre y cuatro en pista cubierta, un bronce mundial (Daegu 2011) y otro europeo (Barcelona 2010), además de un título continental (Turín 2009) y una plata mundial (Doha 2010) en sala, pero sobre todo con aquél oro mundial "in péctore".

Había ganado la final de Berlín con un tiempo de 4:03.36 pero un tropiezo con la etíope Gelete Burka, cuando la tarraconense intentaba pasar por dentro al entrar en la última curva, le costó un título que, a juzgar por su enorme superioridad en la recta, probablemente habría ganado de todas formas.

El público del Olympiastadion protestó por la maniobra de la española, induciendo a los jueces a decretar su descalificación. La bahrainí Maryam Yusuf Jamal, revalidó su corona en los despachos.

Un año después de haber sido sexta en la final olímpica de Pekín con una preparación insuficiente tras su maternidad -también había sido dos veces sexta en Mundiales-, Natalia, con 30 años, había entrenado sin contratiempos y había recuperado por completo la confianza, lista para responder a cualquier perfil de carrera.

"Tengo la conciencia muy tranquila. He corrido bien, no he cometido falta alguna. A 150 metros Gelete se abre un poquito, deja espacio y decido adelantar por dentro. Cuando vio que yo iba a pasar se cerró, me desplazó hacia fuera, hubo un pequeño forcejeo, ella cayó y eso es todo", explicó la tarraconense.

Cuatro reclamaciones se combinaron para echar abajo la ilusiones de la española. Además de Etiopía, presentaron recursos Bahrein, Gran Bretaña y Estados Unidos, todos en busca de conseguir medallas para sus atletas.

El presidente de la Federación Española exculpó a Natalia: "Fue una acción involuntaria. A consecuencia de las circunstancias, la etíope (Gelete Burka) se cayó y fue muy espectacular. Luego, la reacción del público, que consideraba favorita a Burka. Le echaron la culpa a Natalia como si hubiera sido algo deliberado".

También el británico George Gandy, ex entrenador de Sebastian Coe y por entonces técnico de Lisa Dobriskey, que ascendió al segundo puesto tras la descalificación de Natalia, exculpó a la española: "Tenía hueco suficiente para pasar. Burka también tiró el brazo un par de veces. La descalificación fue injusta".

Se pasó la noche llorando. "Ya no me quedan lágrimas", comentó a EFE en el aeropuerto, poco antes de regresar a España. En el avión, en medio del silencio del pasaje, una voz -la de Nuria Fernández- gritó a pleno pulmón: ÑNatalia, campeona!, y toda la delegación española estalló en un aplauso que emocionó a la tarraconense.

El 7 de marzo de ese mismo 2009, año y medio después de dar a luz a su hija Guadalupe, Natalia terminó segunda la final de 1.500 de los Europeos en sala de Turín, pero andando el tiempo se convirtió en campeona: la rusa Anna Alminova fue descalificada por dopaje. Era la primera medalla internacional absoluta para Natalia.

Desde que empezó a competir en categoría absoluta no había pasado del sexto puesto. Le sucedió en los Europeos de Múnich 2002 y en los Mundiales de Edmonton 2001 y Helsinki 2005. También en los Juegos Olímpicos de Pekín, e incluso en los Mundiales júnior de 1998.

El destino le reservó un desquite a medias. En 2010, en el Aspire Dome de Doha, Natalia encontró alivio a su desgracia de Berlín con la medalla de plata: no ganó -lo hizo la etíope Kalkidam Gezahegne-, pero batió a Gelete Burka. "He ganado a Burka, que era mi espinita, y estoy muy contenta", dijo.

El bronce del Mundial de Daegu 2011 fue el canto de cisne de la mejor "millera" española de todos los tiempos, que ya nunca recuperó su asombroso nivel del 2009. En los Juegos de Londres 2012 cayó en series y en los Mundiales de Moscú 2013 en semifinales. Las lesiones le atormentaron y después de un año en blanco, ha resuelto poner fin a su carrera después de haberse codeado con las mejores del mundo.

Natalia podrá ahora terminar sus estudios de fisioterapia y aportar su experiencia a la organización de los Juegos Mediterráneos de Tarragona 2017.