En la racha del Tenerife, que no gana desde el 20 de diciembre, pesan muchos factores. Los propios le han costado ya el puesto a Álvaro Cervera, pero los ajenos también tienen su peso. No en vano, en las últimas cuatro jornadas, el equipo blanquiazul ha sido perjudicado por erróneas decisiones arbitrales que le han terminado restando puntos cada semana.

En condiciones normales, si no hubieran mediado estas equivocaciones, el Tenerife podría haber sumado cinco puntos más, tal vez Cervera seguiría en su puesto y el equipo estaría en una situación mucho más desahogada.

La serie de desatinos empezó en el Heliodoro ante la Ponferradina, cuando el árbitro no vio un claro empujón de Sobrino a Ifrán en el área, que habría propiciado el empate para los blanquiazules, que ya habían sufrido la injusta expulsión de Javi Moyano. Aquella derrota puso a Cervera contra las cuerdas, con un ultimátum en Albacete. El partido del Carlos Belmonte también lo decidió el árbitro al anular de forma injusta un claro gol de Carlos Ruiz al que se le señaló un fuera de juego que desacredita a cualquier colegiado. No hubo empate y cayó Cervera.

Tampoco le ha ido mejor a Raúl Agné. En su estreno, el equipo pudo empatar si el colegiado hubiera sancionado con penalti la mano de Cifu en el último minuto, con 0-1 en el marcador.

Peor fue lo del sábado en Miranda, cuando el colegiado habilitó a Urko Vera para que partiendo de un clarísimo fuera de juego lograra el tanto del empate y dejara al Tenerife sin dos puntos más.