Mucho se ha escrito de Juan Gómez "Juanito" como futbolista y como persona, pero ahora un libro profundiza por primera vez en la faceta más desconocida del mítico siete madridista, la de entrenador, los 141 días que estuvo al frente del Mérida.

Publicado por la Editora Regional de Extremadura y escrito por el periodista José Antonio Reina y el preparador físico Manuel Jiménez "Lolino", se presentará en Mérida el 13 de noviembre, justo 23 años después del inicio de su carrera como entrenador.

El libro, que cuenta con las colaboraciones del exjugador Rafael Gordillo y los periodistas Tomás Roncero y Roberto Gómez, hace un recorrido cronológico de aquella etapa semana a semana y partido a partido, con estadísticas, la planificación de los entrenamientos y el decálogo del malagueño.

Su llegada al club emeritense tuvo un prólogo, unos meses antes, cuando estuvo a punto de fichar como jugador. Sólo lo impidió la negativa del técnico, José Enrique Díaz.

"ÑOlé sus cojones!", soltó a los periodistas que aguardaban la negociación, una expresión que titula el primer capítulo del libro.

La oportunidad de entrenar le llegaría pronto por la generosidad de su amigo José Antonio Camacho: "Mejor que entrene Juan, que en este momento le hace mucha más falta que a mí", le comentó al intermediario Ángel Castillo.

Así, en busca de un trampolín llegó a un Mérida que había arrancado mal la temporada 1991-92 "aquel desaliñado Juanito, sin afeitar, con lo puesto, zarandeado por la vida, desvalido", describe el periodista Urbano García en el prólogo.

Un personaje sobre el que había pesado más "un minuto desafortunado que miles de días de gloria, pellizcos de arte y bondades humanas", según García.

Atrás quedaba el delantero eléctrico de sus primeros años como jugador, y el posterior centrocampista de exquisito toque de exterior.

Hubo poco tiempo para evaluar al entrenador -19 partidos de Liga, dos de Copa y un amistoso-, pero Lolino, que debutó como él como preparador físico, considera que tenía un "futuro enorme" y su carrera como técnico podría haber sido la de otros grandes exjugadores como Camacho, Valdano o Guardiola, según ha comentado a Efe.

Juanito apostó por el fútbol de ataque, prefería ganar 3-2 que 1-0, lo que confirman los números, segundo equipo más goleador y quinto más goleado, apunta Reina, que vio en él a un técnico en fase de aprendizaje.

Lolino dice que no parecía "novato" porque tenía las ideas muy claras. A su juicio, había nacido con un "don" y había aprendido de los grandes técnicos que había tenido.

Asegurar, atención, cualidades, decisión, inteligencia, pensar rápido, apoyos y listo eran conceptos que aparecían en la pizarra del malagueño, que consideraba que las jugadas de estrategias serían claves en el fútbol moderno.

A la idea de contratar un psicólogo, le contestó a Lolino: "psicólogo, el menda".

El "volcán" que era le acompañó también en el Mérida, donde podía abroncar a sus jugadores y luego mostrarse entrañable con ellos, especialmente con los que no jugaban, según el preparador físico.

Reina admite que Juanito, que daba "titulares", fue acogido con cierto recelo por la prensa, pero no hubo ningún problema con él.

No se callaba y hablaba igual a un periodista que al que no lo era, apunta Lolino.

El malagueño, al que Andújar Oliver echó en Vallecas, su única expulsión como entrenador, firmó números de fase de ascenso a Primera con el Mérida, pero en algunos partidos le faltó meter el "estoque" para colocarlo definitivamente en cabeza, según Reina.

Juanito, que fichó por el Mérida por cuatro millones de pesetas -15 en caso de ascenso-, renovó poco antes de su trágica muerte en la carretera, aunque había indicios que apuntaban que la temporada siguiente iba a entrenar al Burgos en Primera.

Entre las anécdotas de su paso por el Mérida, se recuerda cuando se marchó precipitadamente de un bar al encontrarse con un camarero bizco o cuando compró todos los cupones a una vendedora de la ONCE en una dura tarde de invierno.