El 22 de junio de 2014 será recordado como uno de los días más dolorosos en la historia de la UD Las Palmas. Y Ulises Dávila (Guadalajara, 13 de abril de 1991), ahora jugador del CD Tenerife, como el antihéroe por excelencia para la afición amarilla. En el último suspiro, tras el parón propiciado por la invasión de campo, el futbolista mexicano empujaba a la red un balón suelto en la línea de gol. Ídolo para la afición del Córdoba, que regresaba a Primera 42 años después, y un poco para la blanquiazul, que observaba con envidia un posible ascenso del eterno rival, que impidió ese milagroso tanto.

"Cuando le marqué el gol a Las Palmas no tenía ni idea de lo que significaba para el Tenerife", se ha hartado de repetir Uli desde su llegada. En aquel momento, solo pensaba en dar el ascenso a su equipo. "Era histórico para el Córdoba y fue un orgullo marcarlo por esa razón", insiste. Huye así de su papel de jugador más odiado por la parroquia amarilla. Su fichaje por la escuadra que entrena Álvaro Cervera no fue bien digerido en Gran Canaria. La explosión en las redes sociales alcanzó al jugador, pero también al club y los periodistas o aficionados que le daban la bienvenida. A un lado, agradecimiento por el gol que impidió el ascenso de la UD. Al otro, rabia e impotencia.

Mencionar su nombre en twitter supone, aun a día de hoy, una provocación para la hinchada del actual líder de Segunda. Ni una broma al respecto. La última prueba, en Valladolid. Casualmente, Dávila anotó su primer gol como blanquiazul en el minuto 92 del partido. Fue el primero de los muchos que debe aportar en el año de su consagración. En su tercera temporada en España (antes Sabadell y Córdoba), es consciente de que necesita alcanzar la internacionalidad absoluta con México para que se le abra la puerta de Inglaterra. Su pase pertenece al Chelsea que, antes de cederlo al Tenerife, prorrogó su contrato hasta 2017 en una muestra de confianza en las posibilidades del atacante.

El caso de Emmanuel Culio (Mercedes, 30 de agosto de 1983) resulta bien distinto. No está en el albor de su carrera, sino en un tramo ya avanzado de la misma. Con 31 años, ha pasado por Rumanía o Turquía antes de su primera experiencia en España. Duró solo unos meses porque en enero presionó para que el Deportivo de La Coruña aceptara una mareante oferta del Al-Wasl. Incluso, dejó de acudir a más de un entrenamiento. Un salario que superaba el millón de euros tuvo la culpa de su díscola actitud.

Pero su familia no se adaptó al Emirato y reabrió la puerta de nuestro país a la espera de ser repescado porsu anterior club. Ante la indecisión gallega, eligió Las Palmas desechando la propuesta del Tenerife. "Cuando apareció la UD, todo se arregló rápidamente. No lo dudé. Ni comparación lo que es Tenerife con Las Palmas, que estuvo peleando con los mejores hasta el último segundo por el ascenso", explicó en su presentación granjeándose la antipatía de la afición blanquiazul. Aún espera su debut. Podría ser este domingo si el tránsfer internacional llega a tiempo. En el Heliodoro se le espera con música de viento por su afrenta.