Si todo va bien en el encuentro de vuelta con el Hospitalet, del 2 de junio, y a falta de que se sumen más goleadores blanquiazules en esa visita a Feixa Llarga, los nombres de Luismi Loro, Raúl Llorente y David Medina serán recordados con el paso del tiempo como otros que forman parte de la historia del Tenerife por haber anotado en partidos decisivos, en citas de ascenso. Rommel, El Gharef, Eduardo, Hugo Morales o Kome son algunos de los ejemplos.

Ayer cobraron tal protagonismo dos futbolistas no habituados a batir a los porteros, que se unieron Luismi Loro, que sí ha visto puerta con frecuencia este curso. Los dos primeros son Llorente y Medina. El lateral se estrenó esta temporada en el partido de Liga en casa ante el Coruxo. Abrió una cuenta que terminó siendo amplia, pues el conjunto de Álvaro Cervera se impuso por 5-2, con un "hat-trick" de Aridane. Es el segundo gol del madrileño con el Tenerife, ya que en la campaña 11/12 aportó otro en la visita al Rayo B. A lo largo de su trayectoria profesional solo había marcado con el Atlético B, una vez, y con el Alavés, por partida doble, siempre en Segunda División B.

Por su parte, David Medina llevaba siete años y medio sin conseguir un gol en un partido oficial. En noviembre de 2005, defendiendo los colores del Sabadell, superó al guardameta del Logroñés con un par de ensayos. Desde entonces no había vivido un instante como el de ayer, cuando controló el balón al borde del área, fijó su punto de mira en la escuadra de la portería y le coló el balón a Carlos Craviotto.

Raúl y David siguieron ayer la estela dejada por Luismi, el especialista del equipo en los lanzamientos de falta -lo demostró una vez más-, que elevó a doce el número de dianas que acumula en el presente curso y que lleva un total de catorce desde que se incorporó al equipo en el mes de enero de 2012.

Al fuenlabreño le sirvió la experiencia de su primer gol como blanquiazul, el que le endosó al Albacete en su debut en el Heliodoro, para elegir el disparo ante el que el guardameta del Hospitalet no pudo hacer nada, pese a su estirada. "Me gusta lanzar desde esa posición y tirar al palo derecho del portero. El año pasado tuve una falta similar y se me pasó por la cabeza intentarlo de la misma manera, así que no lo dudé ni un momento y tuve suerte".

Después pudo asistir, desde el césped, a los "dos golazos" que firmaron Llorente y Medina. "Me alegra mucho que los compañeros aporten su granito de arena en este apartado", comentó.

El siguiente en introducir el balón entre los tres palos defendidos por la escuadra visitante fue Llorente. "Se lo he dedicado a mi abuelo. Tengo su cara tatuada en el brazo y los pocos goles que consigo van para él", confesó Raúl, feliz por haber contribuido de esta manera en un encuentro tan trascendental. "No soy un goleador nato y el hecho de haber marcado me hace sentir bien, pero más allá de eso estoy muy satisfecho por el trabajo colectivo".

El exjugador del Xerez reconoció que su alegría en el 1-0 fue contenida, ya que todavía quedaba mucho tiempo por delante. En cambio, cuando anotó Medina dio rienda suelta a sus sentimientos. "El de Luismi fue el gol más importante, ya que fue el que abrió la lata. No lo festejé con mucha euforia, porque aún era pronto. Pero en el de David me puse más contento que él. Lo canté como si hubiera sido mío".

El autor del perfecto golpeo que puso al Tenerife con la mayor ventaja en el partido, Medina, no pudo evitar sonrojarse al recordar lo sucedido en el minuto 80. "Claro que es especial marcar en un día como este. Y en mi caso, mucho más porque no soy un jugador que suela anotar. Pero tuve la suerte de salir al campo y lograr el tercero, así que estoy muy contento por ello".

El mediocentro catalán contó que no se lo pensó dos veces cuando le llegó el balón y se dio cuenta de que no tenía cerca a ningún adversario. "Controlé el balón y vi que tenía un metro de margen para chutar, así que lo intenté y por suerte todo salió bien", declaró. "Los de Luismi y Raúl también fueron dos golazos. La falta fue perfecta y lo que hizo Llorente fue un auténtico jugadón", añadió Medina, que pensó en su familia mientras festejaba su acierto.