Es Premio Alfonso Sánchez de Comunicación 2018 de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España por su "incondicional dedicación al cine español". Begoña Piña (Madrid, 1964) se encuentra en el Archipiélago para impartir una clase magistral.

¿España es un país de fútbol, pero no de cine. ¿Por qué?

En el pasado lo ha sido. Tiene que ver con todas las cosas extravagantes que han ocurrido aquí en los últimos años. Hay muchas ciudades que no tienen un cine donde ver una película, en eso estamos como en Rumanía. Por otro lado, el cine se ha popularizado mucho, pero también se le ha denigrado culturalmente. No entiendo cómo este país de cineastas gigantescos no hace del cine un grandísimo valor cultural.

¿La gala de los Premios Goya del "No a la guerra" en 2003 marcó un antes y un después?

Hubo un cambio de tercio. A partir de ese momento, el Partido Popular decidió que iba a por el cine. Y la campaña le ha salido estupendamente bien, porque hoy hay muchos españoles que piensan que los cineastas viven de la sopa boba.

¿Se sufre mucho siendo periodista de cine?

Yo me lo paso en grande. Mi curiosidad es inagotable. La mayor satisfacción es la gente que he conocido desde que estoy en el oficio.

¿Cuánto ha cambiado el trabajo desde que empezó hace 35 años?

Mucho. El acceso a la información es más complicado hoy. Antes yo podía llamar a Almodóvar para ir al rodaje de una película suya, pasarme todo el día allí y publicarlo al día siguiente. Hoy eso es imposible. También hay muchas más películas de estreno y más medios de comunicación. Lo que hay que tener clarísimo es que los periodistas no somos agentes publicitarios de nadie.

Pero el acceso al dato ahora es inmediato gracias a Internet.

Eso es fantástico, maravilloso, perfecto. Enriquece muchísimo el trabajo.

¿De qué entrevista suya se acuerda?

De la última que le hice a Pedro Almodóvar, por Dolor y gloria. A él le gusta hablar de lo que hace, lo que está muy bien. También me acuerdo de Coppola contándome cómo la crítica le había destrozado todas sus películas antes de estrenarlas. Margarethe von Trotta es muy sabia y culta, tiene mucha energía. Me gusta mucho entrevistar a mujeres. Por una herencia terrible, vamos con más cautela para hacer las cosas, sentimos que tenemos que estar preparadas para hacerlo muy bien. Quizás por eso, cuando ya lo hemos hecho, expresamos mejor que un hombre la vitalidad que hay detrás de ese proyecto, y eso es muy contagioso.

Este año, tres de los cuatro candidatos a mejor dirección novel en los Premios Goya eran mujeres.

Aranxta Echevarría, Andrea Jaurrieta y Celia Rico son unas directoras impresionantes. Que hayan podido sacar adelante sus películas ha sido un milagro.

¿Por qué se ven cada vez más películas dirigidas por mujeres con equipos donde también predominan mujeres?

El año pasado, de ciento ochenta películas, solo había directoras de fotografía en siete. Compositoras musicales prácticamente no hay. Lo ideal es que se elija prescindiendo de si se es hombre o mujer. Pero esa alternancia no se va a romper hasta que no estén en activo muchas mujeres, así que, para que esto avance, no queda otra que las mujeres se apoyen incorporando a mujeres a sus rodajes.

¿Con qué película reciente se queda?

De esta semana pasada, Las herederas (Marcelo Martinessi) es una película prodigiosa. Del año pasado, Cold War (Pawel Pawlikowsky) me parece una obra de arte. También me gustó muchísimo el desarrollo de la malicia y la ambigüedad en el ser humano que tiene El hilo invisible (Paul Thomas Anderson).

¿Y Roma (Alfonso Cuarón)?

No me ha apasionado tanto. Reconozco que es hermosísima visualmente. Pero me molesta un poco el ejercicio de exhibicionismo que hace Cuarón.

¿La crítica cinematográfica es necesaria?

Muy necesaria, de ella se aprende. Pero debe tener fundamentos académicos, dar referencias. Debe ser responsable y hablar en positivo, la moda de ponernos todos a parir me parece detestable. Si la gente realmente supiese lo que cuesta hacer una película, no la tiraría por tierra en tres líneas.

¿Tiene referentes como críticos?

Carlos Heredero tiene una cultura y un conocimiento de la historia del cine que enriquece mucho lo que escribe. Me interesan también las de algunas compañeras, porque ha sido un oficio de hombres. Un grupo de mujeres profesionales del cine y el periodismo nos preguntábamos el otro día por qué a las críticas de las películas dirigidas por mujeres les suelen poner unos adjetivos que no aparecen en las de los hombres, y las machacan mucho más. Investigadoras inglesas y alemanas están haciendo un estudio sobre eso.

¿Está más con las partidarias del #MeToo o con Catherine Deneuve en el caso de los acosos sexuales a mujeres en el cine?

Con el #MeToo. A Catherine Deneuve la respeto mucho como actriz, pero cuando se mete en otros perejiles siempre sale malparada. No creo haya ninguna mujer en este país que no haya sufrido acoso, la que me diga que no le ha pasado no me la creo. En la manifestación del 8 de Marzo pasado en Madrid había una pancarta que decía: "Y dad las gracias que pedimos igualdad y no venganza".

¿Cree más a Woody Allen o a Mia Farrow en las acusaciones de pederastia?

Hubo un juicio y Woody Allen salió absuelto. Yo sigo pensando que es un gran cineasta y me encantan sus películas. A veces confundimos el genio de una persona y lo que hace en su vida privada. Pablo Picasso era el mejor y un perro de la guerra con las mujeres. ¿Dejarías de ir a un exposición suya por eso?

¿Qué hubiera sido de no ser periodista?

Lo que se me daban bien eran las matemáticas, pero elegí Bellas Artes. Sin embargo, el día que me iba a matricular, me paré en medio de la calle y me matriculé en Periodismo, no me pregunte por qué. Ahora pienso que hice bien, soy muy feliz siendo periodista.

¿A las matemáticas nunca volvió?

Sigo leyendo mucho de ciencia. Ahora estoy haciendo unas entrevistas a científicas africanas que vienen a investigar a España, para la Fundación Mujeres por África. Son top mundiales, resolviendo siempre asuntos prácticos para sus países. Si el cine me provoca curiosidad (en realidad la curiosidad del cine es la misma que te provoca la vida), tener la oportunidad de preguntar por algo de lo que sabes menos es como si vinieran los Reyes Magos.

¿La desigualdad que existe en el cine también se da en el periodismo?

El periodismo es un oficio muy machista, mucho más que el cine. Con 21 años pensaba que, con el tiempo, iba a conseguir un despacho de jefa. Pero los que tuvieron despacho fueron los compañeros. Ahora hay más mujeres en mandos intermedios, pero los de arriba son hombres. Y se nota. Si la selección femenina de fútbol gana un mundial no sale en portada nunca. ¿No es una selección nacional? ¿No es este el país del fútbol?

¿Teme la vuelta de políticos que cuestionan los avances en Igualdad?

Cualquier mínimo destello de fascismo me aterra, pero no creo que haya posibilidad de que tengan algún poder. España está a la cabeza del feminismo en el mundo. La revolución feminista, que cada vez es menos solo de mujeres, está muy por delante.