Algunas plazas de la capital tinerfeña están presididas por algunas de las obras que marcaron pauta en el acontecer creativo del escultor grancanario Martín Chirino (Las Palmas, 1925 -Madrid, 2019), quien mantuvo una relación particular con Santa Cruz de Tenerife, donde en 2014-2015 se le dedicó una magna exposición en CajaCanarias de Santa Cruz y La Laguna, con las que se mostró apasionado y feliz, porque para él fue emocionante enfrentarse a piezas que no había visto hacía mucho tiempo, reflexiones que marcaron su vida. "Aunque estoy en mi Finisterre, ya voy a cumplir 90 años, me dio un gran aliento, como nuevas ganas de trabajar y seguir adelante", comentó en aquella ocasión a este periódico.

Una de esas piezas, la titulada ''Lady Tenerife'', creada en el año 1970, fue su contribución personal a la I Exposición Internacional de Esculturas en la Calle de 1973. Fue realizada con chapa de acero soldada y pintada al duco. Su color es rojo anaranjado, tiene unas dimensiones de 407 x 708 x 348 centímetros y está instalada desde su restauración en la plaza Arquitecto Alberto Sartorius, frente a la sede de la demarcación del Tenerife, La Gomera y El Hierro del Colegio de Arquitectos de Canarias.

''El sueño de los continentes", que se encuentra ubicada en la Plaza de Europa, también fue su aportación a la II edición de la Exposición Internacional de Esculturas en la Calle de Santa Cruz, desarrollada en 1994, organizado también por el Colegio Oficial de Arquitectos de Canarias. Cinco años después parte de esta escultura fue mutilada por orden municipal para evitar caídas en el carnaval. Chirino se mostró indignado por aquella salvaje acción. Al final se restauró la pieza, pero quedó ''tocado'' en su más profunda sensibilidad.

Otra obra de grandes dimensiones es la situada desde 1991 en el tejado de la sede del Parlamento de Canarias en Santa Cruz, ''Espiral del viento'', además de otra espiral de tamaño mediano que adorna el jardín del mismo Parlamento.

El señor de las espirales, como le denominó algún crítico, tenía claro que el centro de toda su obra era la espiral, porque se basó en la investigación de lo que dejaron los aborígenes canarios y él supo hacerla contemporánea.

El propio artista, también está presente en colecciones privadas de la capital tinerfeña, aseguró que "la última espiral la encontré en El Paso, en el Lomo de La Fajana. Hay una maravillosa que está circunscrita en una roca basáltica. He intentado reproducirla ahora, este trabajo que hago de espirales de plomo sobre papel (...) Es un trabajo con mucha fuerza".