Una variada recopilación de unas sesenta obras, realizadas entre los años 1960 y 2018, conforman la exposición antológica de José Carlos Gracia (Madrid, 1942) que se desarrolla, hasta el 15 de abril, en el Museo de Bellas Artes de Santa Cruz de Tenerife.

La muestra recoge una selección de pinturas, la gran mayoría óleos de gran formato, aunque también hay alguna acuarela, que reflejan las diferentes temáticas que el artista ha abordado durante su dilatada trayectoria profesional, desde retratos de las familias reales europeas, series de guanches, costumbrismo canario, paisajes, romerías, barcos, marinas, naturaleza y animales como perros y caballos, entre otros motivos que han inquietado al autor, cuyo estilo es figurativo, con mucha luz, dinamismo, trazos gruesos y líneas delicadas.

"Mi obra es tremendamente figurativa pero con un toque levemente impresionista. Me pongo de rodillas cada vez que veo obras de Sorolla, porque creo que es la síntesis de toda la simplicidad en la pintura", apuntó Gracia, quien reside en Canarias desde hace más de tres décadas.

Una de las series más llamativas que expone, óleos que descansan sobre caballetes, es la dedicada la realeza europea, de los que exhibe catorce en esta ocasión. "Son retratos con uniforme de gala, en pie, a cuerpo entero y a tamaño natural, de las personalidades más destacadas de la realeza de Inglaterra, Holanda, Bélgica o España. Hay uno de Juan Carlos I de dos metros con veinte centímetros y otro de la Reina Sofía".

Otro cuadro que destacó Gracia, titulado "Con ojos de gaviota", de tres metros por uno, es una escena de un barca empujada por unos pescadores vista en un plano en picado, una fantasía llena de transparencias, con olas en movimiento que rompen en la orilla llena de piedras.

También se refirió a una acuarela que estuvo expuesta en el Museo de Arte Contemporáneo de Madrid.

"Hay un certamen en Madrid donde se seleccionan a los mejores acuarelistas de España. Cada comunidad presenta a sus candidatos y se hace una selección. Por Canarias se presentaron diecisiete acuarelistas y seleccionaron a dos, a Juan Galarza y a mí. La inauguró la Reina Sofía. Es una escena de un mesón del siglo XVIII, una composición muy difícil con dieciocho figuras, unas tocando la guitarra y una muchacha bailando encima de una mesa. La obra se caracteriza por tener mucho movimiento".

Otra pieza importante pertenece a la serie de guanches que publicó en El Día. Se trata de un óleo de dos metros en el que se reproduce un tagoror, además de otro en el que varios indígenas canarios dialogan en una cueva, entre otras pinturas que encierran elementos históricos y etnográficos.

A pesar de que este veterano pintor ha plasmado en el lienzo una variada selección de temas, siempre le han encasillado como retratista. Quizás se deba a los más se novecientos retratos de personajes canarios que realizó y publicó durante diecisiete años en el periódico El Día, de chefs con estrellas Michelín, de artistas o de presidentes de gobiernos como Rajoy, John Fitzgerald Kennedy, Carlos Andrés Pérez, Charles de Gaulle o Miguel de la Madrid.

En este sentido, aclaró que para él el retrato es lo más difícil, la figura humana, la naturaleza viva, o los animales, como los perros, del que Espasa Calpe editó el libro Color y forma, que fue prologado por Juan Carlos I.

"El retrato es muy complicado, pero se cuentan muchos tópicos. A veces escucho decir a artistas que pintan el alma del modelo, !déjese de cuentos¡. Se trata de reflejar humildemente el gesto, la expresión. El problema del retrato es que todo el retratado se siente con autoridad para opinar, por eso surgen muchos críticos que son desconocedores del género. Para mí, todo el secreto del retrato está siempre en la expresión de los ojos. Sin duda, ese es el principal secreto", matizó.