El libro Testamentos de canarios, gomeros y herreños (1506-1550), obra de Lorenzo Santana Rodríguez y Leopoldo Tabares de Nava y Marín, se presentó recientemente en el Instituto de Estudios Canarios. Esta publicación continúa la línea de investigación de Testamentos de guanches (1505-1550), de los mismos autores. En total, ambas obras, aglutinan más de 350 testamentos de los indígenas isleños, siendo los primeros documentos históricos generados desde su punto de vista. Aquí reside el principal valor de esta publicación.

"El libro ofrece textos escritos por los propios indígenas canarios. Algunos, como Agustín Espinosa, escribieron de su puño y letra su propio testamento", avanza Lorenzo Santana. "El planteamiento del libro es neutral. No podemos abordar la historia desde los tópicos de la actualidad, sino contextualizando los hechos. Me remito a Juan Bethencourt Alfonso, que en La historia del pueblo guanche le quita el romanticismo a esta época. El romanticismo en la historia es pernicioso. Debemos enfrentarnos con verdad y realismo a los hechos históricos. Hemos querido situar a la gente en la época en la que se redactaron estos documentos", apunta Lorenzo Santana.

"La historia de Canarias desde la conquista está contada desde el punto de vista de los conquistadores. En el siglo XIX se pasó al polo opuesto. A partir de Sabino Berthelot comienza el romanticismo sobre los indígenas canarios, a los que se les presenta como un pueblo ideal. Nosotros hemos intentado ser neutrales y poner los documentos al alcance de todo el mundo", agrega Leopoldo Tabares.

"El primer testamento que hemos encontrado data de 1505 y era de la guanche Catalina Fernández", asevera Leopoldo Tabares. "Entraba dentro de la normalidad de la época que los indígenas canarios testaran, aunque tuvieran muy pocos bienes. Legaban rebaños de cabras u ovejas, tierras, casas o sus vestidos. Las mujeres repartían su ropa entre el resto de féminas de la familia", afirma Lorenzo Santana. "También hacían mandas para las nuevas ermitas que se estaban haciendo, es decir, daban un dinero para la construcción de edificios religiosos", complementa Leopoldo Tabares.

Lorenzo Santana

INVESTIGADOR

La génesis de esta investigación surgió en 2004 y los ha llevado a hacer pesquisas documentales tanto en archivos de Canarias como de fuera de las islas. A los archivos provinciales de S/C de Tenerife y Las Palmas de Gran Canaria, diversos archivos parroquiales y archivos privados, se suman los archivos de Simancas (Valladolid), Medina Sidonia (Cádiz) o el de Indias (Sevilla).

"La mayoría de los aborígenes fueron esclavizados, pero se produjo un proceso muy rápido de liberación. Cuando el conquistador Alonso Fernández de Lugo muere, en 1525, ya había muy pocos esclavos indígenas", responde Leopoldo Tabares cuando se le pregunta por el fin de la esclavitud de los primigenios pobladores de las islas. "Las familias reunían dinero y pagaban la libertad de sus integrantes. Los propietarios permitían a sus esclavos dedicar una parte de su tiempo a trabajos remunerados para ganar dinero y poder así pagar su libertad", apostilla Lorenzo Santana.

"Lanzarote y Fuerteventura se colonizaron un siglo antes que otras islas y estaban poco pobladas. Sus documentos de inicios del siglo XV, prácticamente, han desaparecido. Respecto a La Palma, hemos encontrado algunos documentos de palmenses, que es como se autodenominaban, de principios del XVI. Eran esclavos de Guillén Castellano, uno de los principales regidores de la isla, que posteriormente los liberó", comenta Leopoldo Tabares cuando se le inquiere sobre la ausencia de testamentos de lanzaroteños, majoreros y palmeros en las dos obras publicadas.

"No todos los documentos se deben de digitalizar. En algunos casos supone la destrucción de parte del documento. También hay que plantearse la cuestión previa de que si se debe restaurar el documento antes de digitalizarlo. Los historiadores estamos más a favor del acceso al documento original. Es un tema que hay que abordar en una mesa de debate", puntualiza Lorenzo Santana, cuando se le interpela sobre la conveniencia de digitalizar todos los documentos históricos.

Leopoldo Tabares

INVESTIGADOR