A los 90 años confiesa que está "como una puncha". Ayer desempolvó recuerdos que, en algunos casos, son historia: no solo por la cantidad de años que le han caído en encima, sino porque ya han desaparecido para siempre. Cuando nace una conversación con Trino Garriga Abreu vale decir aquello de ¿qué fue primero el huevo o la gallina? También es posible caer en el dilema de no saber si el fotógrafo nació o se hizo... La respuesta a esa pregunta no la van a hallar en "Imágenes de ayer", una exposición que se puede ver en la Sala de Exposiciones del Parlamento de Canarias hasta el próximo 15 de febrero. "Yo crecí cerca del laboratorio fotográfico que tenía mi padre en casa", cuenta el autor de una muestra integrada por 31 imágenes en blanco y negro de mediano formato.

Escenas captadas en Tenerife y Venezuela. Esa es la esencia de un proyecto en el que los espectadores se reencontrarán con el antiguo puerto de Santa Cruz, con unas calles de Caracas que "destilan" una riqueza de la que hoy no queda ni rastro, con una lechera que transita por la parte más rural de esta capital, por un rancho ubicado en la que hasta hace poco fue la Octava Isla o unas magas que conversan durante una romería a lomos de un dromedario.

El Parlamento acogerá durante 10 días un catálogo que representa un porcentaje muy minúsculo de una trayectoria que abarca más de medio siglo de oficio: "Esta exposición es el reflejo de lo que soy; la fotografía está en mi vida desde el principio", asegura uno de los cuatro hijos -tres varones y una mujer- de un fotógrafo que se ganó una buena reputación en la Isla. "El estudio estaba en casa, en la calle San José, y me familiaricé con la fotografía desde que era un niño", cuenta un santacrucero que residió en Venezuela durante tres décadas (1957-1987).

Trino Garriga se siente un testigo de la historia. Él y sus cámaras han inmortalizado instantáneas que hoy han sido derrotadas por la evolución. "En esta exposición hay una foto de la Torre de la Concepción de Santa Cruz en la que se aprecian cosas que hoy ya no están; sucede lo mismo con otra imagen de la avenida de Anaga", cuenta un profesional que conoce bien la realidad del pueblo venezolano.

"Don Quintín Padrón decía que yo era un canario que nunca se fue del todo", rescata en referencia a la larga experiencia acumulada al otro lado del charco. "Me duele todo lo que está ocurriendo en Venezuela. Sobre todo, porque conozco bien a Maduro -en los años que trabajó para la prensa caraqueña estuvo vinculado con las actividades que se realizaban desde el palacio de Miraflores- y, por lo tanto, sé que es una persona que nunca debió llegar a la presidencia", cuenta antes de revelar que hoy sigue enviando alimentos a amigos. "Muchas de esas ayudas se la quedan los milicias chavistas y el país está sumido en el caos", cuenta.

Trino Garriga Abreu

FOTÓGRAFO