La soprano armenia Lianna Haroutounian y la española Ainhoa Arteta se alternarán en el rol de Cio-Cio-San de la "clásica y elegante" cooproducción de "Madama Butterfly" del Gran Teatro del Liceu y del Covent Garden, bajo la dirección musical del maestro Giampaolo Bisanti, que podrá verse a partir del sábado, día 12.

La directora artística del Liceu, Christina Scheppelmann, recordó ayer en rueda de prensa que se trata de una producción que ya se ofreció en los años 2006 y 2013, "muy estética" y "exitosa", que ahora regresa con un reparto diferente, con los tenores Jorge de León y Rame Lahaj en el papel del teniente norteamericano Benjamin Franklin Pinkerton, en una reposición de Gilles Rico.

Ainhoa Arteta, que ayer no pudo asistir a la rueda de prensa porque se encuentra en plenos ensayos, debutará en el rol de Cio-Cio-San, el "astro" sobre el que gira toda la ópera, una joven geisha de Nagasaki que, después de casarse con el teniente Pinkerton y ser repudiada por su familia, es abandonada por el oficial, quien, posteriormente, casado con otra mujer, le reclamará el hijo que la muchacha ha tenido en su ausencia.

Lianna Haroutounian, que acaba de triunfar con este rol en la Wiener Staatsoper, mostró ayer su alegría por actuar por primera vez en el teatro barcelonés, con un personaje que es "muy emocional, sensible, que requiere de muchos colores diferentes", un ser "frágil y fuerte al mismo tiempo, muy maduro, muy profundo, pero también muy ingenuo y puro".

Todo ello, ha resaltado, "hay que expresarlo con la voz y es complicado", a la vez que no ha dejado pasar que "la música te embriaga y a veces es muy difícil concentrarse, requiere mucha generosidad, sensibilidad, mantener muy fresca y sin fatiga la voz, lo que es un desafío en cada representación".

Y consideró que vocalmente el momento más complicado es el inicio de la obra, por la intensidad de las tres arias que debe acometer, pero a nivel emocional la parte más difícil "es el tercer acto cuando Cio-Cio-San se da cuenta de que ya no hay esperanza, de que todo se ha roto, y que debe sacrificarse para dar a su hijo una vida mejor".

Hay un momento, proseguía, "en el que es muy difícil contener las lágrimas, porque es muy fuerte, cuando ella tiene al niño en brazos y ve que lo que tiene delante es un gran vacío".

El apuesto Rame Lahaj, que debuta en el Liceu, bromeó con la circunstancia de que habitualmente en la presentación de esta ópera la mayoría de las preguntas se las lleva la soprano, porque Pinkerton es un personaje "difícil", que "irrita" al público por su comportamiento.

A su juicio, el personaje actúa de la manera en que lo hace "por el poder que le da el dinero y porque decide que lo que tiene que hacer es divertirse y pasarlo bien y no es hasta el último momento que se da cuenta de que está equivocado".

El canario Jorge de León no obviaba que con este tipo de personajes hay que "ponerse un escudo, porque si no es imposible cantar" y remomoró que siempre se emociona cuando Butterfly "le habla al niño y ves que se va a suicidar". "No puedo estar allí, porque me entra la congoja", apostilló el tenor.

De otra parte, destacó que a lo largo de la obra se dicen palabras que "erizan la piel" como cuando Pinkerton asevera de su joven esposa que es un juguete para él.

Giampaolo Bisanti sostuvo que esta popular ópera de Puccini, que no cosechó ningún éxito en su estreno en 1904 en Milán, muestra una "iconografía muy potente", con elementos que no se habían visto hasta entonces en la ópera, con un "componente muy machista, representado por Pinkerton, un hombre poderoso que literalmente califica de juguete a la chica con la que se ha casado".

Y, asimismo, explicó que la obra fracasó en un principio porque "hubo un verdadero sabotaje, no se sabe muy bien por qué, también por motivos políticos, con una demostración vengativa por parte del público".