Un fotógrafo y un cazador que exploraban una cueva del sur de Tenerife en busca de una araña albina encontraron, ocultos tras unas piedras en una grieta, los restos de dos recién nacidos guanches, en un hallazgo que ayudará a estudiar el ritual funerario infantil en los aborígenes.

El descubrimiento lo efectuaron en febrero de este año el fotógrafo Sergio Marrero y el cazador Domingo García, quienes expresaron hoy en declaraciones a los medios de comunicación la sorpresa que les causó el ver un cráneo diminuto cuando apartaron unas piedras de una cueva volcánica situada en Guía de Isora.

Anteriormente habían visitado la cueva en busca de la araña de la que pretendían efectuar macrofotografías y al percatarse de que había un pequeño cráneo inicialmente pensaron que se trataba de una muñeca, indicó Sergio Marrero, hasta que al seguir quitando piedras vieron que se trataba de restos humanos envueltos en piel, una señal de que se trataba de un ritual funerario aborigen.

El director del Museo Arqueológico de Tenerife, Conrado Rodríguez, subrayó el hecho de que en la isla no se encontraban restos humanos aborígenes desde 1969, precisamente a cargo del primer director de este centro, Luis Diego Cuscoy, y destacó además que hasta ahora sólo se conservaban dos cuerpos infantiles, uno nacido y otro de unos cinco meses de gestación.

Los restos encontrados ahora fueron localizados en una cueva del malpaís de Isora en el yacimiento de Arenas Negras, a unos 1.390 metros sobre el nivel del mar en un extenso campo de lava resultado de diferentes erupciones en los últimos 25.000 años, subrayó el investigador.

Los restos corresponden en un caso a un feto de unas 35 semanas y en el otro llegó a término, y uno de ellos conserva una parte importante de tejidos blandos; es decir, piel, cartílagos, músculo y órganos interiores, y se encuentra envuelto en un fardo cosido con piel de animal, posiblemente de cabra.

El otro se ha hallado esqueletizado y dispersos a su alrededor trozos de la piel en la que presumiblemente fue envuelto.

Ello revela un estado diferente de conservación en el mismo lugar de enterramiento que podría deberse al alto grado de salinidad que se ha detectado en la cueva.

El director del Museo Arqueológico de Tenerife señaló que habrá que esperar unos tres meses a los resultados de las pruebas de ADN que, en el caso de restos antiguos, advirtió, pueden no ser concluyentes.

También se harán análisis de salinidad de la cueva y pruebas radiológicas para determinar la cronología de los restos y la relación que pudo haber entre ellos, aunque se ha descartado que fuesen gemelos por la diferencia de tiempo en la gestación de cada uno.

Asimismo se quiere esclarecer la influencia que tuvo el medio ambiente en los restos ya que se ha encontrado la acción de insectos necrófagos, algo habitual en las cuevas de enterramiento, además de esclarecer el contexto funerario exacto de lugar y llevar a cabo nuevas indagaciones en el sitio arqueológico para tener más información sobre las particularidades de este hallazgo.

"Las expectativas son las de arrojar un poco de luz sobre el ritual funerario infantil porque en la cueva además no hay más restos, ni de niños ni de adultos", señaló el director del Museo Arqueológico de Tenerife, que indicó que ambos serán expuestos después de que se efectúe un proceso de acondicionamiento para su correcta preservación.

El presidente del Cabildo de Tenerife, Carlos Alonso, aseveró que el hallazgo es "trascendental" desde el punto de vista científico para el conocimiento de la población del pasado en la isla, de cuya cultura aún "conocemos relativamente poco".

Las consejeras de Museos de Tenerife y de Patrimonio Histórico, Amaya Conde y Josefa Mesa, respectivamente, subrayaron la importancia de que cualquier ciudadano que encuentre restos lo ponga en conocimiento de la institución para que sean debidamente custodiados.

De hecho, el hallazgo realizado por Sergio Marrero y Domingo García fue comunicado por ambos inmediatamente a la Unidad de Patrimonio del Cabildo de Tenerife que, tras una primera inspección y para evitar el expolio, ordenó la recogida inmediata de los restos.