Juan Cavestany (Madrid, 1967) se dio a conocer en el mundo del teatro de forma tardía, pero lo hizo por la puerta grande. En 2010 se alzó con el Max al mejor autor teatral en castellano gracias a "Urtain", que gravitaba sobre la vida del boxeador José Manuel Urtain. Tras varias experiencias en cine ("Gente en sitios") y televisión ("Vergüenza") se atreve con una adaptación teatral del clásico de la literatura "Moby Dick", de Herman Melville. Montaje protagonizado por el carismático Josep María Pou, que podrá ser disfrutado por el público canario el 7 y 8 de diciembre en el capitalino teatro Guimerá.

¿Por qué cree que "Moby Dick", de Herman Melville, se ha convertido en una de las grandes obras de la literatura universal?

Cuando uno repasa la historia del arte en general se da cuenta de que es una obra que no encontró su sitio en su momento. Es una obra extraña y barroca, no muy accesible. Sin embargo, con el paso del tiempo, ahora se la considera una obra maestra. Es una obra que tiene la ambición de gran tratado filosófico y religioso. En esa ambición desmedida, los diferentes públicos, a lo largo del tiempo, han ido viendo un relato esencial, casi mitológico, acerca de la naturaleza humana.

¿Cómo se introduce en la aventura de adaptar este clásico de la literatura al teatro?

Accedo a la adaptación por medio de dos carriles que confluyen. Por un lado, por mi propia relación personal con el libro y un intenso trabajo de adaptación durante dos años por iniciativa propia. Y por otro lado, me llega la propuesta de montar un espectáculo para Josep María Pou. Como tanta gente había tenido una relación difícil con la novela. De niño me llegaron las versiones resumidas y de adulto me costó mucho leerlo. Al final, leer esta novela es un reto, es como la propia historia que plantea el libro. Hay algo en ese libro que te obliga a desentrañarlo.

El público tiene en mente el filme homónimo de John Huston, de 1956. El teatro no puede competir con el cine en cuanto a mostrar la espectacularidad de la aventura. ¿Qué ofrece el montaje teatral?

Durante el proceso de análisis de la obra de Melville me planteaba cómo podía mostrarla sobre un escenario teatral sin traicionar al libro. En el libro hay tres grandes voces: la del propio Melville, la de Ismael, que nos introduce en la historia, y la del capitán Ahab, y esta última es la que se erige en protagonista del montaje. La obra teatral no es un espectáculo de acción trepidante, aunque la tiene. Había que respetar el texto dramático del libro y sus digresiones.

También hay un cómic de José Ramón Sánchez, Premio Nacional de Ilustración 2014.

¿La novela gráfica es la mejor manera de que las nuevas generaciones conozcan la obra de Melville, que cuenta con unas 700 páginas? Es una manera. Leí ese cómic en su momento. De la obra de Melville han circulado numerosas versiones infantiles. Moby Dick se ha convertido en un clásico como El Quijote, y se ha divulgado de muchas formas. Espero que este montaje teatral provoque una atracción hacia el libro.

¿La obra es el viaje de un suicida?

Es el viaje de un tipo que se encomienda a una misión de la que sabe que no hay posible retorno. Es un hombre que se tira a tumba abierta a un objetivo descabellado, poniendo en peligro la vida de mucha gente. Es la vivencia de un inconsciente. Es un personaje al borde de la perdición, que tiene una visión egoísta de la vida.

Se ha comparado al capitán Ahab con líderes políticos actuales. ¿Tenía esa intención cuando escribía el texto?

Durante el desarrollo del proyecto se habló de esta circunstancia, aunque no es algo que esté en primer término. Cuando se hacen actualizaciones de clásicos existe como una necesidad de justificarlo de cara al presente. Una posible manera de ver al capitán Ahab es ver en él la figura de líderes ciegos que nos llevan a una catástrofe mundial, pero creo que el texto no necesita esa justificación para seguir vigente hoy día.

¿Qué representa la ballena blanca?

La función empieza hablando precisamente del color blanco, que es un pasaje muy poderoso en la novela de Melville. El blanco para Ahab representa lo contrario de la inocencia, lo opuesto a la pureza. Representa el miedo, el vacío, lo fantasmal. El blanco en esta función representa lo negro. La ballena blanca simboliza el vacío al que tememos los humanos.

El público que suelo ver en los teatros españoles tiene más de 35 años. ¿Por qué cree que el público joven no suele ir al teatro?

No lo sé exactamente. En Madrid hay una explosión teatral, en la que ves a gente de todas las edades. Si es verdad que el teatro tradicional es víctima de la dispersión de la oferta cultural. En su momento se dijo que el cine iba a provocar la muerte del teatro, luego que la televisión iba hacer morir al cine, y ahora se dice que internet va hacer lo propio con el cine. Sin embargo, hay voces muy potentes, como las de Juan Mayorga, que atraviesan a las diversas generaciones. El panorama teatral en España es bastante dinámico.