En un mundo en el que se ha confundido la imaginación con el mercado, cualquier cosa encuadernada se siente como literatura, asegura el periodista, editor y escritor Juan Cruz, que realiza en su último libro un autorretrato a partir de las semblanzas de numerosas personalidades de la cultura.

Günter Grass, Patti Smith, José Saramago, Dulce Chacón, José Manuel Caballero Bonald, J. K. Rowling, Carlos Fuentes, Carmen Balcells, Mario Vargas Llosa o Gabriel García Márquez son algunos de los imprescindibles de la cultura contemporánea que aparecen en las páginas de "Primeras personas" (Alfaguara), con las que Juan Cruz ha compartido momentos e incluso amistad a lo largo de su carrera de editor y periodista.

Cruz (Puerto de la Cruz, Tenerife, 1948) explica en una entrevista con Efe que este libro es el resultado de los "impactos" que ha recibido de estas personas a las que ha conocido bastante a fondo y de las que realiza "retratos impresionistas".

A muchas de ellas las conoció como editor, una profesión que considera "muy rara" porque se basa en alegrarse del triunfo ajeno: "el editor que envidia al escritor que tiene éxito no merece formar parte del oficio", sostiene Cruz, que dirigió Alfaguara entre 1992 y 1998.

Destaca la responsabilidad del editor a la hora de descubrir o prolongar el conocimiento de obras ya existentes. Y también de extremar su exigencia, algo que también deben hacer los lectores, para evitar un panorama literario en el que vale todo y que cualquier cosa encuadernada se siente como literatura.

El alemán Günter Grass, Premio Nobel de Literatura, es el primero de los escritores en aparecer en estas memorias, un autor que reconoció el hecho de que con 17 años había sido seducido por el nazismo y la figura de Hitler: "era un niño y se pasó la vida explicándolo", recuerda Cruz.

Pero la polémica surgió en 2007, al publicar su libro autobiográfico "Pelando la cebolla" para reflexionar sobre su infancia y juventud, y el mundo de lo "políticamente correcto se olvidó de que ya lo había contado", indica Juan Cruz.

Porque Cruz cree "absolutamente" que hay una dictadura de lo políticamente correcto en la actualidad, donde importa más la sospecha que una sentencia judicial y donde se condena a la gente antes de escucharla.

"Se justifica por la abundancia de hechos pero eso impide que los periodistas esperemos a que los hechos se aclaren y solo con la sospecha muchos aprovechados pueden servirse para hundir una reputación", recalca.

Junto a retratos más extensos, el autor introduce en "Primeras personas" algunos más breves pero "no menos intensos" en los que dibuja algunos momentos como aquel en el que Doris Lessing le dio un ibuprofeno antes de empezar una entrevista.

Una de las entrevistas más felices que ha hecho, rememora, fue, tras la de Jorge Luis Borges, la realizada a J. K. Rowling, la escritora de la saga de Harry Potter, que se consideraba una "puerta difícil de abrir" pero a la que se ganó con un queso de Cabrales, aconsejado por el director de la Fundación Príncipe de Asturias.

Como entrevistador, dice que sigue siendo el mismo que cuando empezó en el periodismo: "huyo de la pedantería y del sobreentendido y procuro no dejarme tentar por el prejuicio", explica.

Y aunque ha entrevistado a muchos amigos, dice que cuando lo hace "no tiene amigos ni enemigos": "lo concibo como un acuerdo entre dos personas para preguntar y responder sin otra obligación que ser honestos por ambas partes", recalca.

Su asignatura pendiente como editor, reconoce Juan Cruz, ha sido la publicación de "El primer hombre", el manuscrito de Albert Camus que se encontró en el coche en el este falleció en un accidente en 1960.

Un libro que fue publicado por Tusquets en castellano en 1994 y a cuya editora, Beatriz de Moura, dedica uno de los capítulos de su libro.