Veinte años después de su presentación en la primera temporada de un entonces recién reinaugurado Teatro Real, "Turandot" regresa con dirección de escena de Bob Wilson. Las 18 funciones que se ofrecerán entre el 30 de noviembre y el 30 de diciembre estarán dedicadas a Montserrat Caballé.

"La belleza de Montserrat es que siempre podías ver a la niña pequeña que había en ella, incluso haciendo ''Salomé''", ha recordado hoy en rueda de prensa el director estadounidense, que trabajó con Caballé hace años en la Scala de Milán. "Fue uno de los momentos más grandes de mi vida, mi vida cambió al conocerla", ha dicho.

Wilson ha definido esta ópera de Puccini como "un cuento de hadas extraño", que no forma parte del mundo real pero con el que el espectador podrá sentirse identificado gracias a tres personajes que se encuentran "en tierra extranjera" y a la "avaricia por el poder" que les mueve.

Pero ha rechazado profundizar mucho más en sus ideas. "El teatro es para el público y el director puede sugerir pero nunca imponer", ha señalado Wilson, que cada vez que tomaba la palabra se ponía de pie o paseaba, convirtiendo el salón del Teatro Real que acogía la rueda de prensa en su particular escenario.

"Lo que hago es dejar situaciones abiertas. Llevo 53 años trabajando en teatro y ni una sola vez le he dicho a un cantante o un actor lo que debe pensar", ha señalado. "En mi trabajo hay siempre una distancia, un espacio para la reflexión".

Preguntado por cómo elige los trabajos en que se implica, el director, que en una misma temporada es capaz de intercalar un ''Rey Lear'' con un Chejov y un montaje con Tom Waits y William Burroughs, ha asegurado que suele preguntarse qué es lo que no debe hacer, y lo hace.

"Pero el trabajo de un artista es siempre el mismo", ha añadido; "su trayectoria es un río que recorre diferentes estaciones y cambios de tiempo, pero es el mismo río", ha reflexionado.

La dirección musical de este "Turandot", coproducido con la Canadian Opera Company, el Teatro Nacional de Lituania y la Houston Grand Opera, corre a cargo de Nicola Luisotti, asociado desde 2017 al Real donde ha dirigido antes "Aida" (2018) o "Rigoletto" (2015).

Para Luisotti, "Turandot" es una ópera extraordinaria desde muchos puntos de vista. "El más evidente es que representa la transformación de Puccini de compositor popular a simbólico" y el descubrimiento de un nuevo género que ha llamado "ópera oscura".

El director musical ha destacado también que Puccini introduce un cambio en el argumento con respecto a la versión de Carlo Gozzi (1762) en la que se basa, el suicidio del personaje de Liu, y lo ha vinculado al escándalo que afectó a su propia vida, cuando su empleada doméstica se suicidó ante las sospechas de que se había convertido en su amante.

"Puccini cargó con ese peso durante 15 años y las últimas palabras de la opera son su disculpa ante el mundo por un suicidio del que se siente culpable", ha explicado Luisotti.

El doble reparto de la ópera lo encabezan las sopranos Irene Theorin y Oksana Dyka como la reina Turandot; Yolanda Auyanet y Miren Urbieta-Vega como Liu, y los tenores Gregory Kunde, Robertop Aronica y Jae-Hyoeung Kim en el papel de Calaf.

Según el Teatro Real, el montaje de Wilson concede a esta obra inconclusa de Puccini, que murió de un cáncer de garganta el 29 de noviembre de 1924, un aura espectral que evoca "un mundo ancestral de reminiscencias orientales", con siluetas a contraluz, máscaras y movimientos casi rituales.

Antes de concluir la rueda de prensa, un periodista le ha preguntado a Wilson cómo cree que acabará la historia de Donald Trump en Estados Unidos. Y Wilson vuelve a hacer una demostración de estilo contestando con una pequeña historia.

"Mi madre se estaba muriendo de cáncer, con 57 años. Llevaba meses en coma, sin hablar. Junto a su cama estábamos su madre, de 90 años, y yo. Cinco días antes morir, mi madre abrió los ojos y me dijo: Bob, ¿estás ahí?. Le respondí que sí, y preguntó: "¿estoy ya muerta? Esa pregunta ha permanecido conmigo desde entonces.