Cuando se cumplen 100 años del fin de la Primera Guerra Mundial, el escritor Joaquín Berges reivindica en su última novela a los desertores que lucharon por su individualidad y que, lejos de ser considerados cobardes por huir, deben de ser recordados por "la valentía de luchar por sus vidas".

"Los desertores", editado por Tusquets, mezcla una trama de ficción de la actualidad con un hecho real que Berges (Zaragoza, 1965) conoció en 2016 en el centenario de la sangrienta batalla del Somme, la historia de dos jóvenes soldados ingleses que desertaron y la enigmática frase que el padre de uno de ellos, Albert Ingham, inscribió en su tumba.

Como autor hasta ahora de novelas que eran totalmente producto de su imaginación, Berges destaca en una entrevista la responsabilidad que ha sentido al escribir sobre hechos reales: "un autor es dueño de sus personajes pero los dos soldados que recupera esta historia eran personas de verdad".

Por eso, dice, ha necesitado un cambio de mentalidad a la hora de abordar su quehacer literario porque su novela está dedicada a esos dos soldados, "a las personas, no a los personajes".

Su protagonista de ficción es Jota, también un desertor pero "doméstico", un maduro abogado que decide desaparecer de su vida cotidiana y dirigirse a esa tumba en el Somme, un viaje en el que rememorará el abandono de su padre y el suyo propio.

Se trata por tanto, explica Berges, de una historia de padres e hijos, una novela que incluye también datos históricos pues comienza con un relato de los hechos que condujeron a esa batalla, que ha reconstruido a través de numerosos documentos.

Las cartas reales que el joven soldado inglés escribió a su padre forman parte también de la novela, una correspondencia que ha sido ordenada progresivamente para narrar su historia desde el alistamiento hasta su deserción y su fusilamiento.

De ellas se desprende, indica Berges, la condición de "carne de cañón" de esos jóvenes que fueron "engañados y enviados a morir" al Somme por sus gobiernos.

La "gran sorpresa" de Berges al analizar la documentación sobre esta batalla fue la ingente cantidad de poesía escrita por soldados de ambos bandos, que dejaron "un testimonio lírico estremecedor que nunca reflejarán los libros de historia", destaca el autor, que ha reproducido en "Los desertores" algunos de estos poemas.