Su nombre figura entre los 30 fotógrafos de boda más prometedores y de ahí que haya recibido el "sí, quiero" de los premios Rising Starts Weeding Photography que concede la revista Rangefinder Magazine.

Esta prestigiosa publicación realizó la selección en función de una variedad de criterios estéticos y técnicos, que incluían un estilo de firma, apariencia consistente, técnica artística y una narrativa emotiva a lo largo de las diversas partes de un día de boda.

Edu Hernández (La Laguna, 1984) asegura que todavía no se cree que haya sido uno de los premiados. "La verdad es que nunca me lo hubiera imaginado. Con tener unas cuantas bodas al año me daba por satisfecho".

Para este joven creador isleño, representa una pasión cada segundo que pasa con su cámara entre las manos. "Siempre me gustó. Era el típico que andaba trasteando de aquí para allá. También es verdad que mi padre me inculcó la afición", dice.

Lo cierto es que iba para contable, un hombre enfrascado en números y más números, asientos, gastos e ingresos, ese trabajo monótono y calculado, hasta que un día le vino un "flash" y se planteó que la fotografía podía ofrecerle una buena alternativa vital.

"Suelo decir que, en mi anterior oficina, solo se escuchaban impresoras y suspiros, mientras que en la de ahora la gente baila, ríe, se divierte y sueña".

El hecho de que se haya decantado por la fotografía nupcial lo vincula, en buena medida, con su carácter. "En realidad, me gusta capturar esos momentos de desbordante felicidad, de disfrute y celebración", explica. Y sostiene que le encanta el ambiente que se respira en un acontecimiento tan especial como es una boda. "El hecho de que la gente te deje atrapar ese instante que representa el momento más importante de sus vidas, de una parte me provoca una enorme responsabilidad y, de otra, me motiva a ser mejor".

Pero no solo basta con ilusión y pasión. Se hace necesario un sentido artístico y original. "Mi propósito es captar los sentimientos de la gente; intento plasmarlos en una sola imagen. Si lo consigues y, además, llegas un paso más allá con la foto, pues increíble".

Eso de montar reportajes de carácter temático no ha sido frecuente a lo largo de su carrera. "Intento que la pareja sea ella misma. No soy de los que les indica cómo deben ponerse, ni qué pose adoptar, porque precisamente lo que busco es la naturalidad". Tanto es así que maneja una máxima con los novios: que se olviden de que una cámara los está siguiendo. "Lo primero que les dijo es que a mí no me miren, que el día de la boda es como si yo no estuviera allí".

La naturaleza de las Islas le procura escenarios maravillosos. "Tenemos una suerte impresionante. Disponemos de playa y montaña a tan solo media hora en coche, además de la luz, los cielos... ".

De hecho, Edu Hernández comenta que "cuando vas fuera se te abre más la mente al encontrarte con espacios diferentes y nuevos". Pero pone como ejemplo que si el Teide estuviera en otro país, "lo veríamos como algo impresionante y estaríamos todo el día sacándonos fotos en un paisaje así".

Y en su proceso creativo afirma que siempre está buscando "el instante preciso, el momento exacto para captar la imagen; soy un obseso de la luz, mido las intensidades en las diferentes posiciones, busco efectos diferentes, los contraluces... En esos momentos, mi cabeza va a mil por hora".

Alguna que otra vez, previamente al reportaje, le entrega a las parejas un pequeño resumen de las imágenes, acompañado por música, y le encanta verles las caras en directo, un caudal de emociones: lágrimas, risas... ¡Felicidad!

Edu Hernández

fotógrafo