Aunque inicialmente concibió el texto como una pieza para ser representada sobre las tablas, en el ámbito teatral, algo lo hizo cambiar de opinión. "Hay productos audiovisuales, como el caso de series como Juego de Tronos o Black Mirror, sin protocolos delictivos de internet, que, a partir de ahí, conquistan el éxito", y lo hacen mediante unos conceptos actuales como son "la fórmula en la que se combina el morbo con técnicas narrativas y dramatúrgicas, razones que me inclinaron por decidirme que el libreto de Pestañas fucsias debía convertirlo al género de la novela e, incluso, llevarlo en un posible viaje hasta el cine".

Así lo cuenta Antonio Daniel García Orellana (Sevilla, 1973), galardonado con el Benito Pérez Armas de novela, un premio que, en la edición anterior, el jurado decidió declarar desierto.

A propósito, este creador manifiesta que "el teatro está concebido para ser representado, pero no llegas a mucho público, porque junto a la poesía son las cenicientas de la literatura". De ahí que orientara la escritura de esta obra hacia el género narrativo.

Sin desvelar lo que trasciende tras las tapas de esta obra, sí adelanta, a manera de apresurada sinopsis y sin desvelar muchas claves que acaso le hurten al lector la posibilidad de interpretar y descubrir la historia, que se trata de una obra "relacionada con la lucha contra el sensacionalismo del mundo del llamado reality y el abuso que se percibe en los diferentes medios de comunicación, como el caso de la denominada telebasura".

También apunta Antonio que entre las páginas de "Pestañas fucsias" late una lectura, desde el feminismo, "frente a esos postulados patriarcales que se reproducen y presentan como única vía posible para ser persona dentro de la sociedad".

La trama de esta novela se desarrolla a partir de un hecho: un hombre ha secuestrado a una niña, la mantiene recluida en un lugar, rodeada de cámaras, y abre una página web en la que cualquier usuario tiene la posibilidad de asistir al cruel espectáculo.

Además, subraya el autor, "todo usuario tiene la posibilidad de entrar y solicitar sus peticiones, que son ejecutadas por el secuestrador". Una especie de "tamagochi" humano.

Y a lo largo de la lectura interviene una amplia nómina de personajes que, lamentablemente, "desprenden situaciones muy negativas", señala el autor.

Siendo un creador amamantado en la dramaturgia, le ha resultado algo complejo trasladar el registro de la obra teatralizada a las pautas de la novela. "Tiene su aquello. El tratamiento del tiempo y del espacio, así como la caracterización de los personajes en el teatro están definidos en la escena. En el caso de una narración, participan descripciones que condicionan la parte creativa del lector y ciertamente me fue difícil estructurarlo para adecuar un ritmo de lectura preciso, la frecuencia de apariciones de los personajes".

Sin embargo, considera que el código teatral enriquece aspectos tales como "la frescura de los diálogos y aporta un movimiento importante".

Por qué un sevillano ha terminado afincado en Tinajo (Lanzarote) es motivo de una particular intrahistoria. "Sevilla era como una esfera corrosiva para la búsqueda de trabajo, tanto desde el punto de vista de filólogo como de actor".

Fue así que Antonio recaló un buen día en Lanzarote para impartir unos cursos de clown, de Nariz Roja. A partir de ahí se apuntaron al curso un montón de gente de animación de hoteles, de grupos de teatro de la Isla y de alumnos de artes escénicas de institutos "que me solicitaron volver", dice.

Una isla con más de mil volcanes representa para él "una acupuntura energética muy interesante. No lo termino de llamar magia, sino algo natural que ofrece la isla que te troquela por dentro. Tenemos el sol, la tierra, el agua y el viento, cuatro elementos sustanciales".

Para quien ha vivido en lugares con mucho ruido y contaminación, el hecho de disfrutar del mar a solo dos minutos representa un lujo, un estado de relajación "que influye en la posibilidad de crear".

Ahora prepara una tesis sobre a la figura de Valle Inclán y su teatro en Italia. Luces y bohemia.