Leo Bassi nació en Nueva York (1952), como podía haberlo hecho en Australia o en cualquier otro país del mundo por el que deambularon sus padres con el circo a cuestas y la sana intención de hacer reír al público que los veía. Este actor y cómico de nacionalidaditaliana, miembro de una saga circense que se remonta al año 1840, actuará hoy, a partir de las 20:30 horas, en el teatro Guimerá de Santa Cruz, donde presentará su espectáculo "El último bufón".

Provocador, extravagante e irreverente son algunos de los calificativos que le han colgado en la espalda a este hombre de escena, con más de medio siglo de experiencia como comediante, actor de cine y payaso. "El último bufón" lo define él mismo como un repaso a los últimos cuarenta años de trayectoria teatral, aunque debutó en el circo con siete años en Australia, hasta que a los 23 años se aventuró a hacerlo en solitaria.

"El último bufón es una toma de conciencia . Los monologuistas no van a conocer lo que yo he conocido, actuar desde niño con mi padre y mi abuelo, conocer el mundo entero, en calles, plazas, carpas... Todo eso es superimportante y muy especial. Es un homenaje a mí mismo, no quiero esperar a que lo hagan otros cuando esté muerto", afirmó con su peculiar ironía.

Él considera que sus espectáculos han sido siempre una lucha quijotesca contra los poderes y las religiones, contras los fascistas y xenófobos, una tradición familiar con valores humanistas que defiende y mantiene a pesar de los inconvenientes y problemas que le han acarreado en su intrincada trayectoria profesional.

"Mi familia era de una clase social baja que tenía un orgullo enorme y que ha utilizado el humor, la risa, la diversión y el cinismo como armas. Es muy parecido a los bufones de corte, de decir la verdad al rey con todos los riesgos asociados, aunque algunos acabaron en la hoguera. Un payaso nunca acaba en la hoguera, sino que muere amado y querido. Los bufones acabaron mal, por eso me veo más en esta condición".

Este presunto agitador de mentes, al que incluso le pusieron una bomba que no explotó en su camerino cuando presentó el espectáculo "La revelación" (2005), una crítica a los fundamentalismos religiosos, defiende que su objetivo es tratar de hacer reír al más débil allá donde actúe.

"Siempre he querido hacer reír al noventa y nueve por ciento de la gente que no tiene poder. No son dirigentes, sino la clase popular que dice en voz alta lo que los demás piensan. Me gusta hacer reír a la gente normal, a la que paga impuestos, no a los que evaden. Hacer reír a la gente es algo eterno y tradicional, aunque hay otros que se venden al poder, pero lo fundamental es que se encuentre al lado del débil frente al poder".

Leo Bassi siempre se muestra crítico con los políticos, sobre todo con la derecha, y la religión, sobre todo la católica, pero tiene muy claro que jamás hará chistes sobre los más débiles.

"Mi tabú es machacar a los débiles, hacer chistes contra la gente que no tiene poder, que no puede defenderse. Eso no me gusta, por eso no hago chistes racistas ni machistas. Hubo una polémica hace poco en España porque se hacían chistes contra los gitanos, a mí no me gusta hacerlos".

Tampoco es amigo del humor fácil, como el de carácter sexual, que según él aseguran que el público se ría. "Me censuro a mí mismo tratando de evitar la facilidad. No me censuro con mis opiniones sobre la religión o sobre el poder. He hecho chistes que eran peligrosos, por eso me pusieron una bomba en el camerino hace doce años en Madrid. Sabía que tendría problemas con esas cosas, pero nunca he querido censurarme a mí mismo por el miedo", apuntó.

La libertad de expresión es una de las máximas que distinguen a Bassi y los espectáculos que propone, con los que siempre quiere sorprender al público, hacerle reír o llorar (de risa), pero siempre dentro de una coherencia.

"La risa es como un arma contra la impotencia, es un arma muy fuerte que quita el miedo a las cosas. Hacer reír a la gente te quita el miedo de los argumentos, porque el poder político, económico o religioso lo utiliza para mantenerse ahí. La risa quita el miedo y demuestra ser un peligro para el poder".

La improvisación también es aliada de este "showman", pese a que siempre lleva un guion en la mente. Todo depende de cómo reaccione el público, quien le descubre sobre la marcha aspectos en los que él no había caído.

Este actor cómico, que se hizo muy popular en programas de la televisión como "Crónicas marcianas" o "El Hormiguero", ya no se prodiga tanto en este medio y se ha decantado más por YouTube y otros medios de internet para ser libre y vivir a su manera.

"Si alguien me pide hacer alguna entrevista la hago, pero hace muchos años que he perdido la fe en la televisión porque me transformaba. Ahora doy más importancia a lo que pasa en internet con las cosas a mi manera. Ya no creo en la televisión, pero creo que hay una nueva manera de difundir la comicidad y poder controlar el contenido sin tener que estar pendiente de los patrocinadores".

Este políglota circense, "El último bufón" de la vieja escuela, que asegura hablar italiano, inglés, francés, español y alemán, además de chapurrear portugués y griego, ya piensa en su nuevo espectáculo. "Será sobre Mussolini. Creo que estamos volviendo al fascismo y la idea es volver a hablar como un verdadero profesional del fascismo, como lo hacía él".

Leo

Bassi

actor, cómico y bufón