Como el aceite y el agua, flamenco y mimo parecen, en apariencia, elementos que no pueden mezclarse, pero en este encuentro el arte hace de mediador y, entonces, se produce la magia.

Y ese es el resultado que ha conseguido la compañía Mimenko: fusionar dos artes aparentemente independientes. "Es complicado que dos artistas coincidan, ya que en el arte se trabaja mucho con el gusto y la intuición. Ambos aprendimos a aceptar las proposiciones del otro", comenta Gabriel Aragú, bailaor flamenco, sobre las claves del proceso creativo que ha desarrollado junto a Deidi Lucas, actriz de mimo.

La compañía inaugura hoy, jueves, a partir de las 21:00 horas y en el antiguo convento de San Francisco, en el municipio de Garachico, la segunda edición del Festival Internacional de Mimo de Canarias y lo hace, además, estrenando obra.

Aragú asegura que el proceso de creación fue largo: "Comenzamos en el año 2016 y por cuestiones de trabajo no lo hemos podido preestrenar hasta marzo de este año". Este bailaor chileno, afincado en la ciudad de Sevilla, quedó maravillado de las clases impartidas por Deidi Lucas. "Me apunté a un curso de mimo para danza y comprobé que aquello iba mucho más allá de lo que creía. Tienen estudios muy profundizados sobre la gramática del cuerpo y técnicas para poder narrar con el movimiento", añade el bailaor.

Es, precisamente en este momento de la conversación, cuando el artista hace alusión a una frase de Marta Graham: "El movimiento nunca miente".

Durante al puesta en escena de su espectáculo, Mimenko tratará sobre las vicisitudes de una relación de pareja a través del movimiento en su espectáculo. A apropósito, Aragú considera que "cuando uno retrata alguna situación por algo que ha pasado, empatiza mucho más. Todos tenemos aprendidos y asociados movimientos y expresiones".

El bailaor continúa teorizando acerca del llamado lenguaje no verbal: "Aunque nosotros estudiamos las maneras más características para hablar a través del cuerpo, todo ser humano sabe leer el movimiento, lo que suele suceder es que muchas veces no queremos leerlo", explica el miembro de Mimenko.

A pesar de no usar la palabra, Gabriel Aragú sabe reconocer cuándo el público ha comprendido y ha conectado con el espectáculo, de igual manera que percibe las emociones a flor de piel. "Hay dos maneras de saber cuándo tocas las fibras del público, cuándo se les eriza la piel o llegan al llanto", un caudal de sentimiento que se resume cuando "la gente se te acerca y te da las gracias".

Para esta representación en el antiguo convento de San Francisco en Garachico, Gabriel Aragú y Deidi Lucas vienen acompañados por la música del guitarrista flamenco Sócrates, procedente de Grecia. Además, el músico Miguel Rosa también aportará su buen hacer en la percusión.

Aragú reconoce que ambos son intérpretes procedentes del arte del flamenco, pero "aceptaron participar en este proyecto sin ningún tipo de barrera creativa".

La música de Mimenko ha sido compuesta por el guitarrista griego, una melodía que ocupa el 50% del tiempo que dura el espectáculo. "Sin esta música Mimenko no sería lo que es", reconoce el bailaor.