Beatriz Seigner presenta en San Sebastián "Los silencios", una historia cargada de realismo mágico que cuenta dolorosas verdades: desde el conflicto armado que expulsó hasta Brasil a muchos colombianos, a la obligación de dar reposo a los muertos y desaparecidos que no fueron localizados.

"Esta es una historia de fantasmas reales pero tiene también algo humano que nos toca a todos, independiente de la cultura en que nos movamos. Quizá más en Latinoamérica, por las dictaduras, pero cuanto más lugares conozco, más cuenta me doy de que este problema está en todas partes", dice la joven realizadora en una entrevista con Efe.

Segundo largometraje de la brasileña, "Los silencios", compite en la Sección Horizontes Latinos del Festival de San Sebastián a donde ha llegado tras ganar el premio de distribuidores y exhibidores en Cine en Construcción del año pasado.

En "Los silencios", una mujer huye del conflicto armado de Colombia, en el que desapareció su marido, y se refugia con sus hijos en una extraña isla flotante en medio del Amazonas poblada por otros refugiados como ellos; cuando un día creen ver al padre en su nueva casa, descubren que Fantasía es un lugar poblado por fantasmas.

El origen de la historia que cuenta Seigner es la experiencia real de una amiga colombiana que encontró a su padre, al que ella creía muerto, en Brasil. Pero al poco de creer verle, el padre desapareció de nuevo.

"Había imágenes en aquella historia que me tocaron mucho y empecé a investigar", de modo que se entrevistó con más de ochenta familias colombianas que se refugiaron en Brasil a causa del conflicto armado, "muchos con los nombres cambiados, escondidos por el miedo".

Así, sus protagonistas viven en el limbo que tan bien simboliza esa isla en medio del Amazonas, una frontera acuática entre Perú, Colombia y Brasil, que existe de verdad y se llama "Fantasía", uno de los muchos detalles mágicos de la cinta que coinciden con la realidad.

El poblado tiene además la particularidad de que cuatro meses al año queda sumergido bajo el agua, "un detalle perfecto para simbolizar estos dos mundos", y también el hecho de estar formado únicamente por emigrantes que se organizan entre ellos mismos y "de verdad que ellos ahí conviven con fantasmas"

"Los muertos participan en la vida de los vivos, mueven cosas, les dan consejos; de verdad que es superfuerte. Cuando me hablaron de esto, cambié el guion y lo adapté para meter a la gente de la isla"

En Colombia, como en muchas otras partes de Latinoamérica, "si alguien no tiene los huesos de sus muertos para darles sepultura, vive dedicado a cultivar su memoria hasta que lo encuentre porque es su único modo de curar el dolor por la pérdida", explica la directora.

La película, que Seigner sitúa en las primeras conversaciones fructíferas por la paz entre el gobierno y las FARC, recoge testimonios reales de personas que sufrieron la muerte o la desaparición de sus seres queridos en el conflicto.

Así que Seigner plantó la cámara en medio de un grupo de esos "fantasmas" y se limitó a rodar; el resultado es tan bello como conmovedor.

"Esta ''asamblea de los muertos'' no es de verdad, pero sí las personas que hablan y los casos que cuentan. Son ex guerrilleros, paramilitares que, por primera vez, se escuchaban unos a otros. Fueron ocho horas de grabaciones entre lágrimas reales", ha explicado.

Tras preguntar por la situación en España y conocer que el gobierno ha decidido sacar los restos mortales de Francisco Franco del Valle de los Caídos, la cineasta ha señalado que "quizá se deba hacer pronto una película sobre los fantasmas del franquismo".